Rafael / Pertegal

Más de 35 años de desesperanza

18 de julio 2016 - 01:00

ES desesperante que después de más de 35 años continúen los problemas sociales en el Polígono Sur. Lo muchísimo que se ha invertido en este periodo no ha servido para normalizar nuestros barrios. Ha habido por parte de los políticos de los distintos partidos unas declaraciones de buenas intenciones que, casi siempre, se han quedado en la teoría. La cuestión no radica sólo en invertir dinero, que hay que hacerlo, y mucho, sino que hay que estudiar cada situación, sin dormirse en los laureles, viendo dónde se gasta el dinero, de qué forma, por qué y para qué. Y luego hacer un continuo seguimiento, sin adornos, de lo subvencionado y analizar sus resultados. No estoy diciendo que se haya quedado nadie con el dinero subvencionado, pero sí que no se ha actuado con el realismo y la eficacia necesaria para la recuperación social del Polígono Sur. Ha habido un desmesurado paternalismo y un escurrir el bulto por parte de los políticos y de las administraciones.

Estos más de 35 años de padecimientos sociales se quisieron suavizar, tratando de contentarnos, con el nombramiento de Jesús Maeztu como comisionado para el Polígono Sur. Después de llevarse más de once años en el cargo, sin pena ni gloria, no ha solucionado casi nada de lo que realmente necesitaban nuestros barrios. Mucho bombo y platillo, pero nada de soluciones reales. Durante su periodo en el Polígono Sur, él intentaba asumirlo todo, desde las competencias de las administraciones hasta el sometimiento de algunas entidades vecinales. A veces, por su forma de hacer las cosas, podría parecer que trabajaba, más que nada, por y para la administración.

Cuando se marchó, le sucedió en el cargo María del Mar González, que, sin tener la prepotencia de Maeztu, tampoco se da cuenta de que las asociaciones de vecinos somos fundamentales para la recuperación del Polígono Sur. Tenemos nuestra propia idiosincracia y la comisionada debe interferir en las relaciones y acuerdos que pueda haber entre las asociaciones y la administración. Nos debemos, antes que nada, a los vecinos de nuestros barrios, y creemos que debemos ser colaboradores, pero no muñequitos a los que se puedan manipular con una sonrisa. Cuando llevaba apenas un año en el cargo y la criticaban, nosotros la defendimos porque pensábamos que era poco tiempo para calibrar su trabajo. Después de más de dos años sin apreciar cambios significativos, la cuestión cambia. Ya no estamos tan seguros de que la figura del comisionado, como está configurada, sea necesaria ni eficaz.

¿Cómo se puede pretender recuperar socialmente el Polígono Sur sin hacer un trabajo más en serio y desde dentro de las familias, en su propio hábitat, sin distanciamientos ni imposiciones? ¿Cómo se puede, desde los muchos edificios ruinosos e insalubres, hacer el trabajo social que se necesita? ¿Cómo se pueden conseguir resultados con un paro elevado en todas las edades? ¿Por qué las viviendas que están sin habitar no se facilitan a los jóvenes en régimen de autorreparación? ¿Prefieren, como está ocurriendo, que las asalten?

El consejero de Vivienda me ofreció una entrevista cuando visitó hace dos meses el bloque de la calle Utopía, número 2. Una visita muy completa. ¿Le enseñaron la realidad? Estoy a la espera de su ofrecimiento. Por cierto, ¿han comprobado lo bien que han quedado las últimas reparaciones realizadas en 28 bloques de Las Vegas por un valor de un millón y medio de euros más IVA?

También quisiéramos saber si es cierto o no el rumor que corre por nuestros barrios acerca de la intención de realojar en viviendas del Polígono Sur a las familias del Vacie. Si es así, queremos manifestar nuestro respeto y apoyo al derecho a una vida mejor para las familias del Vacie, pero pedimos a las administraciones competentes que sopesen los gravísimos poblemas sociales que padecemos desde hace demasiado tiempo, que se verían agravados con esa decisión.

Queremos, por otro lado, dejar constancia de nuestro agradecimiento por el extraordinario trabajo que realizan los profesionales de la enseñanza, de los centros de salud, del centro cívico El Esqueleto, del centro social Don Bosco, de Lipasam y de las Fuerzas de Seguridad del Estado, que actúan con mucha moderación, pero con firmeza.

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