¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
Todo empezó en 1876, cuando Marcelo Spínola, párroco de San Lorenzo, y Celia Méndez, una joven feligresa viuda de la que era director espiritual, fundaron en la calle Cantabria una escuela para niñas en situación de exclusión social. En Celia Méndez vocación religiosa y pedagógica iban de la mano. Por eso cuando en 1884, durante unos ejercicios espirituales, oyó a Spínola comentar el pasaje de la Anunciación “he aquí la esclava del Señor” y su vocación empezó a tomar la forma que la llevaría a fundar en 1885 la Congregación de las Esclavas del Divino Corazón, la dedicó a la educación bajo el lema “Servir es reinar”. Un concepto nuclear del cristianismo –“quien quiera ser el primero, que sea el servidor de todos”, “estoy en medio de vosotros como el que sirve”– que el Vaticano II expresó de forma muy similar a la ideada por la fundadora en la Constitución Dogmática “Lumen Gentium”–“sirviendo a Cristo también en los demás, conduzcan en humildad y paciencia a sus hermanos al Rey, cuyo servicio equivale a reinar” (nº 36)– y el Catecismo de la Iglesia Católica expresa literalmente como “servir es reinar” (nº 786).
Tras muchos avatares, siempre siguiendo a Spínola, en 1899, siendo este arzobispo de Sevilla, Celia Méndez –en religión Madre María Teresa del Corazón de Jesús– fundó el colegio del Sagrado Corazón (Las Esclavas) en la calle Jesús, cuyo 125 aniversario se empieza a celebrar hoy con una solemne Eucaristía oficiada por el arzobispo en el altar del Jubileo de la Catedral ante la Inmaculada que preside la iglesia del colegio, a ella dedicada por voluntad expresa de Spínola, que la consagró en 1903.
Don José Ángel Saiz Meneses se sentirá muy próximo a su antecesor Spínola, a Celia Méndez, a la Congregación de las Esclavas y a su lema. En 2012, siendo obispo de Tarrasa, escribió con motivo de la festividad de Cristo, Rey del Universo: “Desde Cristo, muerto y resucitado, se le revela al hombre el futuro que puede esperar, el camino que puede llevar a su verdadera plenitud y la garantía de que la última palabra de Dios sobre su creación no es el fracaso, la desgracia y la muerte. Y por ello, llenos de esperanza, los cristianos procuramos trabajar haciendo el bien de todos porque reinar con Cristo es servir”. Ese futuro, ese camino y esa garantía son los que en este colegio se enseñan, desde hace 125 años, a tantas generaciones de niños sevillanos.
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