En el año de Manuel Ferrand

12 de febrero 2025 - 03:08

Sería más literario decir que el tiempo enlaza pasado y presente por alguna de sus arquivoltas. Pero es más acertado hablar de grúas, de esas grúas color amarillo huevo de Sancho Toro Sur. Para flipe del flâneur, son las que ahora se alzan sobre las obras que se acometen junto a la difunta Fábrica de Tabacos de Altadis. La remoción de los terrenos por la zona es también la remoción del paso del tiempo. Y su halo llega a la pequeña y cercana fronda de los Jardines de Manuel Ferrand. Este parquecito de Los Remedios, con su vallado como de centro para menas, lleva el nombre de quien fuera gran periodista, humorista y novelista sevillano. Casi olvidado hoy en la ciudad, este 2025 se cumplen cien años del nacimiento de Manuel Ferrand Bonilla (1925-1985).

Por eso hablaba uno de la arquivolta del tiempo y de las grúas de Sancho Toro Sur. El azar ha querido que el paisaje que ahora se remoza por Altadis a la vera del río coincida con aquel otro paisaje en construcción que aparecía en Con la noche a cuestas. Manuel Ferrand ganó el premio Planeta (1968) con esta novela, muy leída en su día y ambientada en Los Remedios, en pleno desarrollismo franquista, a través de las figuras de un sereno y de un guarda de obra. El barrio emergía antaño entre grúas, con sus pisos macizos, sus calles invariables con nombres de divas marianas, su nulo arbolado y sus primeros colonos venidos, sobre todo, de la Sevilla bien que pastoreaba, salvo disidentes, el cardenal Bueno Monreal.

Es de desear que las no muy fiables instituciones públicas estimulen el centenario del escritor (la Fundación José Manuel Lara hizo posible algún que otro rescate menor y puntual). El Paseo del editor David G. Romero publicará los tres libros que Ferrand dedicó a las calles, los jardines y la gastronomía de Sevilla. Y está por ver si se reedita Con la noche a cuestas, lo que daría para trazar otra elipsis entre Los Remedios del ayer y el de hoy, con su paisanaje tan vinculado a la derechona de variada destilación. Lo que diferencia a Ferrand de aquellos otros narraluces (Julio Manuel de la Rosa, Alfonso Grosso), es la sobria belleza de su estilo (nada que ver con la barroca plétora del propio Grosso). Aun así y para muchos, como la compañera Eva Díaz Pérez o José Luis Rodríguez del Corral (autor de Memoria y fábula de Manuel Ferrand), el mejor y más genuino Ferrand hay que buscarlo en sus artículos, publicados largos años en periódicos, y en su obra aparecida felizmente en La Codorniz.

Hoy como ayer, sean invitadas las grúas de Los Remedios al centenario de Manuel Ferrand. Tiempo y azar. Tanto monta.

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