Amparo, la víctima 32

29 de agosto 2024 - 03:07

Desde La última mujer asesinada en este terrible verano lo ha sido en Sevilla, ayer, en Pino Montano, (presuntamente) apuñalada por su marido. En lo que llevamos de año han sido asesinadas 32 mujeres, la mitad en este verano negro. Nada parece que pueda acabar con este horror. Se ha logrado reducirlo si comparamos el año más mortífero –2008 con 76 víctimas– con el que se cometieron menos asesinatos, 2021 con 48. Pero esta reducción no es irreversible. El año pasado fueron asesinadas 58 mujeres. Menos que en 2008 pero más que en 2021

A largo plazo la única solución es educar en valores desde la infancia. Lo que quiere decir hacerlo en normas éticas y morales que guíen la conducta personal en las relaciones con los otros. Valores esenciales, absolutos, no sujetos a discusión ni a interpretaciones. El primero de ellos, por supuesto, el respeto a la vida de los otros en el sentido más amplio de la palabra: porque no solo se trata de no agredir físicamente y no matar, también de las agresiones verbales, emocionales o de la naturaleza que sean, que son muchas las formas de maltratar y humillar.

De este primer valor emanan los demás pues quien respeta la dignidad del otro nunca ejercerá ninguna forma de violencia contra él. La igualdad entre hombres y mujeres emana de este primer valor matriz. Tiendo a pensar que el intolerable número de asesinatos es el precio que las mujeres están pagando por su libertad casi recién conquistada, reconocida legalmente, pero negada en la práctica por quienes se creen superiores, dueños, poseedores. Aquello de “la maté porque era mía” no ha desaparecido de algunas mentalidades. En este sentido debería preocupar el crecimiento de la violencia –sobre todo en forma de control– entre parejas de adolescentes: según un estudio del Observatorio Social de la Fundación La Caixa, el 13,3% de las jóvenes se han sentido sometidas a coacciones por su pareja. Esto evidencia un gravísimo fallo en la educación en valores que compromete el futuro.

A corto plazo solo se puede agilizar y multiplicar –lo que quiere decir también dotar además de utilizar con eficacia– los mecanismos de denuncia de malos tratos y de protección de las mujeres que los denuncien. Y aún así, son muchos los casos, como ha sucedido en el asesinato de Pino Montano, en el que no existían denuncias previas. Descanse en paz nuestra vecina Amparo, asesinada a cuchilladas a los 58 años.

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