La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Vamos al altramuz como reclamo de Sevilla!
La aldaba
Si hemos pasado el día más triste del calendario, según las interpretaciones de los neo-bobos, hoy estamos de suerte porque debe ser de los días más felices de esta ingrata cuesta de enero. Y todo gracias a que en la capital del reino se presenta nada más y nada menos que la ruta del altramuz. ¡Cáspita! En Fritur, oficialmente Fitur y oficiosamente los días en que mandarines, consejeros, alcaldes y asesores se quitan de sus casas unos días. Los mayores recordarán aquella vieja canción: "¡Qué buenas son las hermanas ursulinas, qué buenas son que nos llevan de excursión!". Cómo se escaquean de sus despachos los barandas de media Andalucía con la coartada de estar en Fitur, pese a que estamos en el mundo globalizado de las videollamadas, las telecomunicaciones, las conexiones por teams y otras gaitas. Llega Fitur y tenemos que vernos... necesariamente. ¡Pájaros, que se os ve el plumero! Vamos a dejarlo ahí. ¡Los cuerpos a tierra todos por igual! Arriemos el paso. O el trono, que por algo ayer estuvieron en Roma mi dilecta Carolina España, consejera de Hacienda; nuestro admirado alcalde de Málaga, Francisco de la Torre y la sevillana Gloria Ruiz (Fundación Cajasol) con el Papa Francisco para avanzarle los detalles de la llegada del Cachorro y de la Virgen de la Esperanza el próximo mayo. Pero vayamos a lo importante, que el Ayuntamiento de Sevilla apuesta no por la Santa Sede, de la que se quedaron fuera a la hora de la audiencia, sino por el altramuz. ¡Óle ahí ese Pimentel que va ahí! Algunos estamos encantados con que se presente hoy la Ruta del Altramuz. No nos han invitado (¡mala suerte!) pero nos hubiera encantado estar en la sede de Sevilla para saber si distinguen entre los aficionados al altramuz con cáscara o sin cáscara, con puñadito de sal o sin ella, servido en cuchara sopera con escurridor o sin filtros, en conchita o en plato llano... Hay tantas modalidades de comer el altramuz que estamos verdaderamente expectantes por esta oferta de impacto en la oferta de Sevilla para captar turistas, que verdaderamente esperamos que nos expliquen si el Ayuntamiento considera el altramuz como atractivo para el turismo de calidad. Abramos un debate sustancial.
¿El turista de calidad debe comer altramuces? Habría que preguntarle a los directores de nuestros hoteles de cinco estrellas, señores Carlo Suffredini (Alfonso XIII) y Rosana González (Colón) si apostarían por el altramuz en los aperitivos presididos por el vermú, el Negroni, el Aperol Spritz o los siempre recomendables caldos del marco de Jerez. Nos podemos quedar muy tranquilos si el Ayuntamiento promociona el altramuz de forma institucional. ¿Cuál será la próxima apuesta? Tuvimos la campaña de los tanques a la calle. Se nos ocurren varias. ¿Uno o dos picos con la ensaladilla? ¿Cómo se deben presentar las viandas? ¿En plato, tapa, media ración o ración completa? ¿Y si proponemos la imposible ruta de la sombra? ¿El altramuz debe ser retirado de los bares en Semana Santa al igual que se cuelga el cartel que alerta de que el servicio está averiado? Seamos felices, vayamos a lo sustancial.
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