El alma de Europa

No somos la cigarra que ha dejado de cantar. Somos el alma de Europa y su despensa

10 de junio 2024 - 01:00

Europa, la vieja Europa según la llaman con mejor o peor intención, está en una situación complicada. Si en estos momentos tuviera que hacer lo que ya hizo, no podría o le sería muy difícil. No todos sus hijos estarían dispuestos a perder su moneda, a renunciar a parte de su soberanía a unirse por un bien superior basado en su identidad cultural común. Quizás no lo supimos ver, pero el Brexit evidenció que no se debe jugar con fuego. Detrás han venido los populistas de todos los países que sólo ven despilfarro e ineficacia. Se acabó el lenguaje vacuo de la agenda 2030, se acabaron los hombres de negro, se acabaron las reglas y sanciones. Una procesión de tractores pena por las carreteras de toda Europa. Sí, la gran Europa de los valores democráticos está amenazada por más que simule fortaleza y mantenga su porte de señora distinguida. La bandera azul de las estrellitas parece de un parvulario pese a los problemas que ha de afrontar.

Y así andamos, mimando a los euroescépticos. Colocándoles en los Países Bajos las urnas en discotecas y bares para animar a votar. Incluso nos han rebajado un poquitín, apenas nada, el precio del dinero en plena campaña. Se reúnen aquí y allá y el pobre de Zelenski aprovecha para pedir armas y recibir aplausos mientras no le admiten aún la entrada de Ucrania. Europa se defiende de la abstención que es su mayor amenaza y la evidencia de que los ciudadanos perciben Bruselas como un retiro para privilegiados. En España, que sigue siendo diferente, se pelean por otras cosas más sucias y a Europa ni la nombran.

Las elecciones europeas debieran ser como la procesión del Corpus, la más importante de cuantas hay. No sólo porque vivimos en la aldea global y nos necesitamos recíprocamente sino por preservar lo que nos une, la identidad cultural común. La cultura no es erudición que aburre sino pasión que se contagia. Los países del Mediterráneo no somos sólo un parque temático para turistas ni el geriátrico de los países del norte ni el triste almacén humano de las oleadas migratorias. No somos la cigarra que ha dejado de cantar. Somos el alma de Europa y su despensa. Su futuro sólo es posible si permanece unida y fortalece los valores democráticos que hemos exportado al resto del mundo. No hay que inventar nada, hay que reivindicar la honradez, actuar con responsabilidad, abandonar lo frívolo. Votar con el corazón.

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