03 de agosto 2024 - 03:08

De fracaso en fracaso, de derrota en derrota, de mentira en mentira, de situación de ingobernabilidad en situación de ingobernabilidad, Pedro Sánchez es el equivalente en política del monstruo de Alien, aquella criatura que diseñó hace ya casi 50 años el suizo Giger y que era capaz de salir viva de todas las situaciones peligrosas en las que se veía inmersa. El monstruo de Alien –todos más o menos lo recordamos– hibernaba en un planetoide del sistema extrasolar, pero renacía cuando encontraba a los astronautas de la nave Nostromo, luego se parasitaba en uno de ellos (el pobre Kane) y lo destruía perforándole el pecho, y después mutaba en otra clase de criatura, así que crecía y engordaba o se volvía diminuto y casi invisible, hasta que al final se escapaba por la escotilla de la lanzadera Narcissus. Y mientras tanto, el animalito –o lo que fuera– resistía y resistía y resistía: a los lanzallamas, a las explosiones, a las despresurizaciones súbitas… sí, resistía. Igualito que nuestro hombre.

Pero hay que reconocer una cosa: Sánchez domina mejor que nadie la política contemporánea, esa política fluida y carente de sustancia de la era de TikTok. Sánchez es el único político de nuestro país que sabe que todo es relato y todo es ficción y por eso hay que dedicar todos los medios necesarios para repetir y machacar las ficciones y los embelecos con que seducir al votante. Por eso tiene en la Moncloa un formidable departamento de Creación de Contenidos. Si tiene que contratar escritorzuelos que se cuelen en los comentarios de los periódicos digitales, lo hace. Si tiene que usar bots de propaganda para influir en los resultados electorales, lo hace. Si tiene que pelearse por controlar hasta el último periodista de las tertulias televisivas, lo hace. Si tiene que hacer malabarismos para controlar todos los tribunales de Justicia, lo hace. Si tiene que ceder y entregar lo que sea –a costa de nuestros impuestos, claro está–, lo hace. Y mientras tanto, el PP sigue empeñado en creer que la política es gestión y es aburrimiento contable. ¡Naranjas de la China! En este sentido, el PP actúa como un profesor de zoología que se empeñara en perseguir con un cazamariposas a un velocirraptor del Jurásico. O mejor dicho, al multiforme e impredecible monstruo de Alien. Y así estamos. Buen verano, amigos. Lo vamos a necesitar.

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