La aldea de Astérix y Obélix

24 de enero 2025 - 03:07

Va para 33 años que el AVE unió a Andalucía con Madrid y desde entonces este fantástico medio de transporte se ha convertido en un elemento extraordinario de vertebración del país, y en una de las joyas que tenemos para trasladarnos, tanto quienes vivimos aquí, como los que nos visitan. Hoy en día ningún otro país europeo puede alardear de una red de comunicación similar, y con distintos niveles de rapidez, confort y tarifas, podemos afirmar que el ferrocarril une a todos los territorios españoles con un nivel de posibilidades altísimo. ¿Todos? No. No hay AVE al País Vasco. El hecho es sorprendente siendo Euskadi la Comunidad que más trasferencias ha tenido en estas tres últimas décadas; y sobre todo porque es la frontera más cercana por tierra de Madrid con Europa, y por lo tanto también de la Andalucía que conecta con la capital de España. Un viajero que salga de Sevilla tiene que ir a Madrid y de allí a Zaragoza, Barcelona, Figueras, para conectar con Francia. Son unos 760 kilómetros. Mientras que Madrid a Irún son 475, 285 kilómetros menos.

Dicen, me temo que sólo es una leyenda urbana, que, para finales de esta década, el asunto estará arreglado, pero cuando lo esté la ruta no será la más rápida, ni directa. Los trenes irán a Bilbao, por ejemplo, pasando primero por Valladolid, Burgos, Vitoria y llegarán a Bilbao, el puerto más importante del norte, el cuarto a nivel nacional, el vigésimo sexto en el ranking europeo y el mejor comunicado con tres de los cinco mayores puertos europeos (Ríterdam, Amberes y Ámsterdam) en unas tres horas y media, cuando hoy los autobuses lo hacen en cuatro horas.

El asunto es incomprensible desde cualquier punto de vista y se explica por el nulo interés de los diferentes gobiernos vascos en todo aquello que una y vincule a su territorio con España. Les gusta sentirse ciudadanos de la aldea de Astérix y Obélix. Sus preferencias miran a Europa, no al sur. Una ciudad tan afrancesada como San Sebastián, teme que, de situarse a 120 minutos de Madrid, se llenaría de visitantes y eso reduciría su altísima calidad de vida, por lo que prefieren construir un metro para una ciudad que no llega a los 200.000 habitantes, antes que una estación del AVE que les una a Madrid. Pero este aislamiento voluntario, que tan bien le ha venido a la identidad vasca para mantenerse y ser, como dijera Menéndez Pidal “una preciosa reliquia de la España Ibérica”, es un obstáculo que aleja y ralentiza las comunicaciones con Europa de todos los territorios al Sur, y ya va siendo hora de resolverlo.

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