Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
Sevilla/El flamante alcalde se refirió ayer con acierto a la necesidad de que en el centro de Sevilla haya vecinos, porque si no los tiene es un centro sin alma. Y las ciudades, como por cierto los periódicos, deben tener alma, vida interior, aspectos que las hagan únicas, diferentes de otras, con personalidad propia. En el casco antiguo de Sevilla cada vez hay menos empadronados. José Luis Sanz lo admitió a preguntas de Salomón Hachuel y Javier Márquez en una entrevista concedida a Radio Sevilla. Es un asunto capital, que diría Rajoy. Me temo que llegamos muy tarde para que Oseluí sea el Carlos III repoblador. Pero no empezamos mal si sabemos detectar un problema que comenzó con las restricciones al transporte y las sucesivas peatonalizaciones.
¿Fue bueno para la Catedral que dejaran de pasar los autobuses urbanos porque así se frenó la arenización de la piedra por efecto de la polución generada por el tráfico rodado? Indudablemente fue positivo. Pero perdimos la sombra en la Avenida y el trasiego de tráfico de los autobuses que dejaban en la Plaza Nueva a muchos más personas que el tranvía. Y si no que lo pregunten a Francisco O´Kean, el maestro sastre que se ha pasado media vida cortando trajes en el sitio. El centro se convirtió desde entonces en una zona inhóspita para el sevillano y se concibió poco a poco como lugar para turistas. Nada ocurre por casualidad. Es así porque se quiso que fuera así. Como la Feria es así de larga para contentar al lobby turístico. Los sevillanos perdieron peso en el centro... y en la Feria. Y ahora hasta nos han colado una absurda caseta para turistas que es una tomadura de pelo que esperamos que Antonio Castaño –de los pocos gerentes que funcionó en el zoidismo– acabe con ella a la mayor brevedad, ya que deja la empresa de los exquisitos gazpachos Majao (muy recomendable la modalidad sin pan) para regresar a la gestión pública.
No sabemos si Sanz lograra la nueva sevillanización del centro. Tendremos esperanza en que así sea porque, al menos, ha admitido el problema. Mientras, se seguirán dando un abrazo espontáneo los dos sevillanos que no se conocen pero se reconocen como tales al encontrarse un sábado por la tarde en la calle Tetuán entre turistas, manteros y papeleras rebosando residuos. Que no falte el buen humor, lubricante de los días que nos ha tocado vivir. La primera solución a la despoblación del centro es facilitar su acceso. Esto es, el transporte. Zoido recuperó la parada de autobuses en la Plaza de la Encarnación. La factura de plegarnos al turismo, el Todo por el Turismo, tiene ya daños irreparables.
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