Editorial
Rey, hombre de Estado y sentido común
Uno de los juegos infantiles eran los álbumes de cromos. Y eran muy entretenidos. Había que conseguir dinero para comprar los sobres, que ya era difícil. Ir al quiosquillo a buscarlos. De animales, de futbolistas, de ciudades, etcétera, abrirlos y volver a casa a comprobar los nuevos y los repetidos. Sacar el álbum y el botecito de pegamento y colocar los nuevos en su sitio y los repes ponerlos juntos para cambiarlos con los compañeros. Un juego fascinante: conseguir lo deseado, un sobrecito de cromos; abrirlo y alegrarte o decepcionarte con el contenido; ordenarlos; aprender de algún tema y sobre todo aprender a negociar para tratar de conseguir los que te faltaban, que eran difíciles por escasos y de eso ya se ocupaban las editoriales. Pero eso lo descubrí más tarde. A algunos les quedó la costumbre algo pueril, de coleccionar chapas, llaveros, banderines, postales, etcétera, hasta que por las buenas o por las malas, te dedicabas a coleccionar experiencias en vez de cromos.
Imaginemos por un momento que Sevilla fuera un álbum de cromos. Y que cada cual tuviera la posibilidad de conseguir lo que desea de esta ciudad y lo coleccionáramos. Por ejemplo: bares donde tomar una cerveza con una buena tapa de cocina, risas y bromas de los lunes en clave de fútbol sevillano, incorporar nuevos momentos de procesiones, que hay que reconocer que le están poniendo imaginación para que el álbum sea cada vez más extenso, y otros más frívolos y disfrutones para dar gusto al adolescente hedonista que llevamos dentro, como probar todos los cócteles nuevos y novísimos, coleccionar restaurantes de los de ser visto y viajar a ciudades cuanto más exóticas y lejanas mejor, o toquecitos estéticos, que parece que se llevan mucho. Las redes sociales, en el fondo no son más que colecciones de cromos.
¿Cuántos álbumes de cromos conseguimos que estuvieran completos? Pocos, quizás ninguno. Y esos espacios sin rellenar fastidiaban porque pensábamos que algo nos había faltado por hacer, aunque quizás nunca nadie hubiera impreso el cromo correspondiente. Ahora vuelvo a tener álbumes a los que siempre le faltan cromos. Por ejemplo, el álbum de estética racionalista de la reapertura del Mercado de la Puerta de la Carne. Muchas noticias y fotos de que esta vez es la definitiva, pero no. Y qué me dicen del impreso a todo color con un tren y un avioncito en la portada que pone Tren al Aeropuerto. Ese está casi vacío. Parece que ni siquiera han impreso las estampas, porque no saben ni cómo lo van a hacer. Que se lo pregunten a AZVI, que en el tren interurbano México-Toluca ha demostrado que se pueden hacer cosas que parecían imposibles hoy en día. A lo mejor el aeropuerto solo debe ser una parada de un interurbano Santa Justa-Los Alcores, porque hoy por hoy es vergonzante ir en autobús de Sevilla a Alcalá, El Viso, Mairena y Carmona. Menos mal que el álbum de la restauración de la Giralda está completo y el de la Fábrica de Artillería esta flamante, aunque sólo es la mitad por ahora.
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