La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Yolanda Díaz parece descolocada ante las elecciones de Castilla y León el 13 de febrero. Aunque, en propiedad, la vicepresidenta del Gobierno parece descolocada ante muchas cosas: cuando daba la impresión de que avanzaba su famosa plataforma, la deja en stand by; no acaba de definir su labor en Podemos, anuncia propuestas irrenunciables a las que Sánchez no dedica ni un minuto y da la impresión de que le preocupa más su promoción personal que su anunciado proyecto.
Mañueco le ha hecho un flaco favor a Yolanda Díaz, que ni siquiera ha confirmado su participación en la campaña. Más le vale: si el domingo Pedro Sánchez fue recibido con abucheos de protesta por las declaraciones de Garzón sobre la carne de las vacas españolas, qué no le dirán a la titular de Trabajo, responsable del grupo de Podemos que se sienta en el Consejo de Ministros. Además, Garzón pertenece a IU, como la propia Díaz.
Otro asunto que provoca morbo es qué papel jugarán en las elecciones de Castilla y León las actuales líderes de Podemos, Belarra y Montero, cuyas relaciones con la vicepresidenta segunda son manifiestamente mejorables. ¿Aparecerán junto a Yolanda Díaz si finalmente esta última decide participar en la campaña? Los sondeos predicen que Podemos no va a hacer historia por su resultado y el PSOE tiene difícil arrebatar la presidencia del Gobierno regional a Mañueco, así que se comprenden las pocas ganas de Yolanda de pedir el voto el 13-F si encima debe compartir escenario con sus dos compañeras.
A Yolanda Díaz no le debe ser especialmente atractiva la idea de participar en una campaña con casi todo en contra: las declaraciones de Garzón, la decepción que ha causado entre los trabajadores de izquierdas la reforma laboral que ellos esperaban que fuera derogación como prometían Sánchez y sobre todo Díaz, más el declive de Podemos, más la falta de armazón de la supuesta plataforma apadrinada por ella que iba a cambiar el mapa de la izquierda española… Plataforma por otra parte que necesita la aportación de algún triunfo de su promotora, pues Yolanda Díaz no ha avanzado un solo paso desde que la presentó en Valencia.
En su entorno dicen ahora, ante el desconcertante parón, que Díaz pretende lanzar su proyecto después del verano, una vez que lo haya explicado a dirigentes de movimientos sociales y personalidades independientes. Lo que ocurre es que para atraer a personas cualificadas a su plataforma, es necesario verla activa, con una dirigente que se mueve, tiene discurso y saca adelante iniciativas prometedoras, más aún si forma parte del gobierno. Y a Yolanda Díaz se la ve como desdibujada, desganada.
Si desaprovecha la oportunidad de buscarse su propio hueco en las primeras elecciones que se celebran tras su salto a la fama, el protagonismo le va a durar poco.
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