La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
YOLANDA Díaz se ha auto traspasado la cartera de ministra de Trabajo, ya lo era en el Gobierno anterior y con el rango de vicepresidenta, por lo que no era necesaria ninguna ceremonia de relevo en el cargo, pero la líder de Sumar lo ha considerado necesario, alguna razón habrá para señalar tan radical transición que incluso tuvo que derramar algunas lágrimas porque el martes fue uno de los días más felices de su vida, el día en que siguió siendo lo mismo que ayer.
Ni Luis Planas ni Margarita Robles. Ni Fernando Grande Marlaska ni María Jesús Montero. Ni Teresa Ribera ni José Manuel Albares. Ninguno de ellos quiso protagonizar esa escena distópica en el que un avatar de ministro se auto traspasa la cartera para enmendar la plana al anterior en el cargo.
Y es que se lo temía.
Las dos ministras menos populares del anterior Gobierno, Irene Montero y Ione Belarra, se despidieron tal como entraron, con esa mezcla de soberbia, infantilismo y radicalidad que inspira su emérito desde las ondas, Pablo Iglesias estará orgulloso de ellas.
Las autoras de la mayor pifia de la pasada legislatura –la ley del sólo sí es sí– no se han sentido aludidas, sino todo lo contrario, se saben poseedoras de una gran verdad que sólo conocen unos pocos, por eso hay que aplaudir a Yolanda Díaz, a pesar de sus excesos teatrales, que haya apartado a Irene Montero del nuevo Gobierno.
Ninguno de los ministros de Sumar, ni Urtasun ni Bustinduy, nos ha hecho pasar por el bochorno del juego de corbatas al que nos acostumbraba Alberto Garzón, que se la quitaba para ver al Rey y se la ponía en los Consejos de Ministros, Yolanda Díaz imprime cierta elegancia, a pesar de su derroche de glucosa.
Indudablemente eso provocará alguna crisis con los cinco diputados de Podemos, pero es preferible la bronca en el Congreso a tenerla dentro del Ejecutivo.
Podemos dará algún susto al Gobierno en votaciones delicadas a lo largo de la legislatura, pero no tiene margen para romper el grupo parlamentario y hacer oposición junto al PP y Vox porque podrían ser acusados de rojopardismo.
Sumar está reseteando lo que fue Podemos, se presentará como tal a las elecciones autonómicas de Galicia y del País Vasco y también irá con esa marca a las europeas en competencia con los morados si el emérito Pablo Iglesias mantiene un pulso que ya ha perdido.
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