Vox, el despreciado andaluz

Tal vez el PP de Moreno ha mirado con excesivo desdén a los chicos de Abascal, hartos de tomaduras de pelo

El Parlamento de Andalucía
El Parlamento de Andalucía / M. G.

26 de noviembre 2021 - 04:00

Sevilla/Vox es la realidad ignorada en Andalucía que ha ejecutado su venganza al rechazar los presupuestos de 2022. No, no se ha tratado de una pinza, aunque haya a quienes les interese meter en el mismo saco a los chicos de Abascal con socialistas y neocomunistas. En esta región sabemos de pinzas porque Arenas y Rejón sí que la apretaron en aquellos años noventa del tardofelipismo. El PP e IU se la hicieron pasar canutas a Chaves, que convocó elecciones en cuanto acabó el Pleno de presupuesto de aquel diciembre de 1995. Fue una legislatura de veinte meses que murió... por la pinza. Fue un bloqueo continuo al Parlamento. En Andalucía llevamos tres años con un Parlamento con debates y aprobaciones de leyes y decretos más que fluidos, salvo aquella ocasión en que se rechazó la denominada Lista.

No, repetimos, no ha habido pinza. Chaves convocó elecciones, que se celebraron en marzo. Pasó de 45 a 52 diputados. Pudo gobernar ya con comodidad gracias a una coalición con los andalucistas, que por primera vez entraron en el Ejecutivo de la comunidad autónoma. El PP andaluz abre ahora una nueva etapa tras la euforia –quizás desmedida– del congreso regional de Granada. Con la perspectiva de tres años ya de gobierno, tal vez ha apostado demasiado por un socio que agoniza, como Ciudadanos, y ha despreciado públicamente a Vox, que ha sido fundamental para la investidura y para numerosos acuerdos parlamentarios. Es extensa la lista de incumplimientos del PP en sus acuerdos con Vox.

Por un lado, Vox ha tenido que hacer un curso acelerado de política autonómica para salir de la bisoñez. Y por el otro, el PP ha tenido que mediar entre dos partidos que se tienen un odio africano y a los que necesitaba para gobernar en armonía. El PP ha renegado demasiadas veces de Vox de forma incomprensible y gratuita al ser su aliado natural. Y encima ha exhibido al líder naranja en su congreso, donde Vox ha sido el gran ausente. Estaba claro que el estallido se debía producir. Los de Abascal tienen la sensación de haber sufrido una tomadura de pelo. El sector instrumental (los chiringuitos) sigue igual en la práctica. Y en el plano ideológico, el PP no ha dado los pasos que se le exigían y que firmó. Ahí está el registro de votaciones parlamentarias.

¿Por qué no ha cuidado Moreno más a los diputados de Vox? El presidente ha preferido siempre al socio dócil que es Marín, ha ocultado al incómodo y ha cocinado un presupuesto apetecible en primera instancia para el PSOE. A lo mejor en eso consiste la apuesta por el centro soñado, El Dorado que busca Moreno y que los conquistadores españoles jamás hallaron en América.

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