Notas al margen
David Fernández
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Puntadas con hilo
La comandante Torres, una sevillana de Huévar del Aljarafe, es uno de los siete pilotos titulares de la Patrulla Águila, el grupo de vuelo acrobático del Ejército del Aire español que este miércoles, festivo en Sevilla, realizará un sobrevuelo por el río y el centro de la capital. Una exhibición que pintará el cielo con los colores de la bandera nacional, algo que se hizo por primera vez también en Sevilla, en 1992, el día de la Hispanidad en el que se clausuró la Expo. Y que siempre despierta expectación.
De eso se trata, pues la misión de este grupo no es sólo representar a España y al Ejército del Aire, darlo a conocer o promocionar la industria aeronáutica española, entre otros objetivos. También es la de promover entre la juventud el interés por este sector donde las mujeres siguen siendo una minoría. Por eso entiendo que Rocío González Torres, la única piloto que forma parte de la Patrulla Águila desde hace tres temporadas y la primera mujer de España en alcanzar las mil horas de vuelo a bordo de un F-18, atienda el interés que suscita entre los medios de comunicación su condición de mujer. Pero también que se sorprenda ante las mismas preguntas: cómo ha llegado ahí y si se ha sentido discriminada por razón de sexo.
La comandante tiene 37 años y, como muchas mujeres nacidas a partir de los 70 y los 80, no ha encontrado barreras a la hora de estudiar y acceder a su profesión. Tampoco diferencias, incluidas las salariales, con sus compañeros, entre ellos, su marido. Siempre que le preguntan incide en ello. Pero eso no quita para que haya comprobado que aún queda un camino por recorrer en el tema de la igualdad y, prueba de ello, es que aún algunos, a pesar de ser una pionera y de haber recibido el reconocimiento a su trabajo, sigan preguntando a sus compañeros de promoción si realmente era tan buena. Por ello, es una suerte que la comandante entienda que su ejemplo ayuda a romper barreras, las que a veces se autoimponen las propias mujeres.
Cuando decidió que quería ser militar tenía 13 años y fue su madre, según ha contado en las muchas entrevistas que concede, la que animó convencida de que sus hijas podían ser lo que quisieran. Es la mejor y primera lección de igualdad, la que se recibe en casa. Y es muy bonito el homenaje que la comandante le rinde en su casco, al utilizar su segundo apellido.
Por todo ello, destacar su perfil es importante. Y contar que uno de los pilotos que entusiasmarán a pequeños y mayores el miércoles en Sevilla con sus acrobacias es una mujer, madre, de Huévar del Aljarafe, que llegó a ser militar a pesar de que en su familia no había ninguna tradición y que vuela muy alto. Es un paso obligado para que algún día la pregunta a una mujer de la Patrulla Águila sea cuál es su demarcación y cómo serán los vuelos. Hay otra asignatura pendiente que es difundir la labor del Ejército y cómo es su día a día. Por cierto que la comandante Torres ocupa uno uno de los laterales de la formación y es responsable de las maniobras que requieren más precisión y coordinación. Buena exhibición.
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