La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Visto y oído
DAVID Trueba culpa a la tele de ser responsable del delicado estado creativo del cine español. A veces la Televisión tiene culpa de algunos hábitos, pero no ha matado a Manolete. El cine español viene flaqueando desde los tiempos del blanco y negro (y el de los Trueba aún más) y al menos la televisión actual abre una rendija para que los cineastas hagan cosas, como está demostrando Álex de la Iglesia, y como ya en su momento disfrutaron artesanos como Pilar Miró o Mario Camus. El cine español va mal por sí mismo y que den gracias a las cadenas por estar obligadas a inyectar parné al séptimo arte y no se andan con objeciones de conciencia de rentabilidad.
La Televisión, así en mayúsculas, es reponsable de forrar a personajes tan cínicos como Violeta Santander, la maltratada novia de Antonio Puertas, el que ha mandado al coma, y tal vez a la muerte, a Jesús Neira. La tipa regresó con la yunta del cheque a La noria, para que Jordi González se hiciera el riguroso y ella volviera a reclamar a Puertas como "una víctima más", equiparando agresor con agredido.
La indignidad corre por cuenta de la casa. Telecinco calculaba que Santander venía a ser la perfecta alternativa al esperado partido de fútbol de su odiada Sexta. La entrevista, es un decir, duró incluso más que el encuentro. Después de que Violeta se marchara en un desplante, la tertulia de estrellitas mediáticas (Urdaci, María Antonia Iglesias... qué selección de manipuladores y demagogos) se llevó un rato dando vueltas a la cara dura de la bien pagá. Por mucho que le haya exigido la desvergonzada, esta segunda parte le ha salido muy rentable a Telecinco. La ha exprimido al máximo en todos los números: publicidad, audiencia y sms. ¿Quién es más repulsivo, la novia de Puertas o la cadena que, sabiendo lo que hay, sigue regondeándose con esta mujer?
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