El Villamarín, de santuario a avispero

Un ambiente de tanta crispación no se calma entregando la cabeza de Fulano o de Zutano

01 de mayo 2019 - 02:33

Entramos de cabeza en un terreno artificiosamente pantanoso, inexplicablemente emponzoñado e indiscutiblemente sorprendente por cuando en jamás de los jamases íbamos a presagiar que el santuario bético rompería en inhabitable avispero. Nunca la grada de Heliópolis fue tan hostil con su equipo, tan proclive a la crítica y tan ajena al apoyo a cuanto discurre en la hierba. ¿Y a qué es debido eso, sólo porque le cae mal Setién?

No creo que sea sólo la animadversión al entrenador el caldo de cultivo para la falta de una sintonía grada-hierba que nunca faltó. Ni siquiera cuando el club estaba llevado de aquella manera se daba una situación similar, por lo que causa una extrañeza enorme que con el equipo cómodamente situado en la tabla haya una crispación que no se daba ni siquiera en los descensos, que no fueron pocos, por cierto. ¿Y se puede saber a qué obedece tal estado de crispación?

No sé dar con el origen de esta perversa división con gente que hasta abomina del manque pierda, el grito que fue santo y seña de generaciones y que ahora es despreciado por gente de aluvión que no tiene zorra idea de qué significa. Y como no hay peor sordo que el que no quiere oír, no seré yo el que se entretenga en explicar que aquello no fue conformismo sino fidelidad, cuestiones ambas que van cada una por su lado. Lo cierto es que ir al Villamarín lo han convertido en un suplicio.

Con el club modernizado en tiempo récord y manejado mejor que nunca cabe preguntarse que si le entregan a la grada la cabeza de Setién todo va a cambiar. Y un servidor cree que la paz duraría lo que dura una pompa de jabón, ya que este Betis tan atractivo está sumido en un ambiente guerracivilista que no se apaciguaría con una cabeza de más o de menos. Lo que sí me atrevo a asegurar es que con este clima tan horrible, fichar por el Betis dejará de ser atractivo.

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