La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Calle Rioja
JOHN Lennon (1940-1980) nace el mismo año que Alfonso Guerra. Paul McCartney (1942), el mismo año que Felipe González. Las dos parejas, los cantantes británicos y los políticos sevillanos, tienen en común una fecha, el 28 de octubre. Ese día de 1982 los socialistas arrasan en las elecciones generales. El 28 de octubre de 1993 se pone la primera piedra musical de Los Escarabajos, grupo sevillano fundado por Enrique Sánchez que hoy celebra tres décadas de tributo al cuarteto de Liverpool “desde el amor y el conocimiento”. Pleitesía musical para John, Paul, Ringo y George Harrison. Cuatro, como los Evangelistas, los Tres Mosqueteros (con D’Artagnan) y como Enrique y sus hermanos.
Enrique es un sevillano nacido el 20 de enero de 1960, el año que los Beatles se presentan como tales en un concierto en Hamburgo. Su tarta de cumpleaños es un libro que lleva por título ‘Por un penique de fresas’ (Silex) con un hermoso subtítulo: ‘La semilla española del disco que cambió a los Beatles’. Todo arranca con un viaje en autobús a Barcelona para asistir a un concierto de Paul McCartney el 27 de octubre de 1993 en el Palau San Jordi. “Yo tenía una tienda, Beatlemanía, en la calle Madre Rafols, en Los Remedios, junto a ‘Arpegio’, comercio de instrumentos musicales. Llenamos un autobús para ir a Barcelona. Y en el viaje de vuelta, el día 28, un grupo de músicos decidimos fundar Los Escarabajos”.
Enrique es el superviviente del grupo, que completaban Manuel Martín (‘Lobo’), Santiago Jiménez y Javier López. “Un día después de llegar a Sevilla, quedamos para el primer ensayo en un corral que la familia de Santiago tenía en La Pañoleta”. Todos los detalles los cuenta en este libro con prólogo de Tony Branwell, productor y promotor discográfico, amigo de Brian Epstein, el mánager de los Beatles que soñaba con dejar el grupo para trasladarse a España y hacerse apoderado de toreros.
Los Beatles vienen a España en julio de 1965, pero a Enrique le interesa especialmente otra visita de un año después que se podría inscribir en la serie de los viajeros románticos. De la de 1965 se sabe casi todo. Actuaron en las plazas de toros de Barcelona y Madrid. Los presentó Torrebruno. Hay hasta una novela de Care Santos (‘Media vida’, premio Nadal) ambientada en una de esas actuaciones. Y el libro de Enrique incluye una foto del Corral de la Morería que los Beatles visitaron después de su actuación en Madrid, tablao en el que John Lennon se empeñó en aprender bulerías con Félix de Utrera.
El viaje de 1966 es mucho más misterioso. Es el año que la Inglaterra de Bobby Charlton ganó el Mundial de Fútbol y que el Madrid yeyé, préstamo nominal de los Beatles, conquistó la sexta Copa de Europa. Por un penique de fresas, un guiño a las películas de Sergio Leone, es una síntesis de dos canciones, ‘Penny Lane’ y ‘Strawerry Fields Forever’, que Lennon y McCartney, respectivamente, concibieron en sus visitas a Andalucía.
Hay mucha más huella de la presencia de John Lennon. Viajó hasta Almería en septiembre de 1966 para rodar a las órdenes de Richard Lester la película ‘I won the war’ (‘Cómo gané la guerra’). En el libro, consta que el músico se alojó primero en el hostal El Delfín Verde y después en la finca Santa Isabel. Paul McCartney se recorrió España entera “para darle una sorpresa a John Lennon, pero cuando llega a Sevilla se entera de que el cantante ya ha abandonado Almería. Desde Sevilla se va a Roma y viaja hasta Kenya para hacer un safari fotográfico”. Enrique Sánchez ha accedido a las fotos caseras del acompañante de McCartney, Mal Evans, de ese periplo “de Burdeos a Nairobi” con escala en Sevilla.
Buen lector de Agatha Christie y de Simenon, Enrique Sánchez se puso a investigar cual detective los pormenores de ese viaje de McCartney. Con una lupa, su amigo José Ángel Martín consiguió descifrar la procedencia de sendas postales que el cantante enviaba a Ringo Starr y John Lennon desde el pueblo burgalés de Ameyugo, con remite del 11 de noviembre de 1966, día del Armisticio y de la Amapola, festividades simbólicas en la heráldica musical y pacifista de los Beatles.
Siempre creyó el fundador de los Escarabajos que Paul McCartney se había alojado en Sevilla en el hotel Madrid, ya desaparecido, cuya puerta principal se encuentra en el Alcázar. Finalmente, le sacaron de su error unas pesquisas epistolares: la mediación de Fernando Valderma, un hombre con contactos con la diplomacia, los asuntos inmmobiliarios, ambientes musicales y estamentos militares, le permitió alojarse en un apartamento de la avenida Kansas City esquina con la calle Macedonia, muy cerca de la barriada de Santa Clara. McCartney hizo escala en Córdoba y en el viaje hasta Sevilla le llamó la atención una valla publicitaria de Bálsamo Bebé.
Los Escarabajos usaron todos los medios posibles para su particular apostolado de los Beatles. En el caso de Enrique, este libro de más de setecientas páginas es su última aportación. Han dado conciertos por cuatro países (España, Inglaterra, Portugal, Francia). Estuvo en The Cavern, el local de Liverpool “donde comenzó todo” con la exposición ‘The Spanish Beatles Connection’. Hizo una actividad en Segovia para conmemorar el cincuentenario de ‘Sargento Pepper’. Ha participado en programas en Radio Camas (‘Beatlemanía’) y Radio Oasis de Salamanca. Este cónsul de los Beatles en Sevilla llamó la atención de Ordovás o Diego A. Manrique. Entre 2009 y 2013 impartieron un curso de libre configuración en la Universidad de Sevilla sobre los Beatles que les valió un certificado universitario “por haber interpretado las 211 canciones de su discografía”.
Con dos licenciaturas en ciencias, lector precoz, llegó a uno de los autores favoritos de Lennon, Lewis Carroll. Está leyendo ‘El anacronópete’, de Enrique Gaspar, “un autor español muy desconocido que concibió la primera máquina del tiempo, antes incluso que H.G. Wells”.
En 1965 vienen los Beatles a España, en 1966 viajan John y Paul a Andalucía, aunque no llegan a coincidir, y en 1967 llega a Sevilla Tony Branwell, el autor del prólogo, para rodar ‘Sevilla Fair’. “A la filmación del Real le sumamos cofradías, vírgenes, cirios y cornetas, mezclándolo con corridas de toros y sevillanas guapas”. Un costumbrismo que recuerda al de las ‘Cartas de España’ de Blanco White, sevillano enterrado en Liverpool. Autor y prologuista coincidieron en un crucero temático por el Mediterráneo, ‘Beatles Themed Cruise’, en el que Marisa, la mujer del escarabajo, le enseñó a Branwell “a decir miarma”. Enrique lleva cuatro décadas viajando a Liverpool, “primero de fan total, después en mi luna de miel, como investigador y ya con la banda de los Escarabajos”. Beetle en inglés, juego de palabras con Beatle: golpear, hacer ritmo, latir. Clase de inglés por un penique de fresas para una fascinación que nació con un ‘Blow Up’ de su luna de miel en Liverpool en 1986. “Empecé a encontrar fotos en el álbum de mi boda”. ¿Cómo se dirá en inglés ‘miarma’?
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