La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Mi reino por una silla... en la Magna de Sevilla
La Campana
EN cuaresma tenemos la temporada alta de vía crucis. Este acto penitencial se interpreta de diversas maneras, desde la más humilde y sencilla (que es dentro de un templo con sus estaciones en la pared), hasta las salidas por la feligresía con una imagen de Cristo. También hay diversos niveles en las salidas externas. ¿Se acuerdan ustedes del Vía Crucis del Año de la Fe? Lo estropeó la lluvia, no hace tanto de aquello, apenas un año. Y algunos lo utilizaron para incordiar al arzobispo Asenjo, porque no les había gustado la idea desde mucho antes.
Este año el gran Vía Crucis ha sido el general de las cofradías, que se organiza el primer lunes de cuaresma. En esta ocasión, con el Cristo de la Expiración, de la Hermandad del Museo. Y viendo la disposición del Crucificado (que recordaba al Cristo de la Exaltación), más elevada de lo habitual en los vía crucis, se llegaba a la conclusión de que lo pudieron situar completamente en vertical. El del Descendimiento, de la Quinta Angustia, salió vertical, en 1996. Como en Semana Santa, o como en el altar. ¿Por qué no, si es su iconografía natural?
La presentación de los crucificados en los vía crucis ha evolucionado. Primero, iban sencillamente a hombros de los cofrades, sólo la imagen, sin andas ni artilugios. En el vía crucis general de 1982 ya salió el Cristo de la Vera Cruz sobre una plataforma que lo elevaba. También, en 1989, quedó muy lucido el Cristo de la Salud, de San Bernardo, con una apariencia horizontal, pero a mayor altura. Después se han visto otros crucificados elevados, como el Cristo del Buen Fin en 2008, pero sin llegar a la verticalidad.
No sólo hubo modificaciones en la forma de llevar a los crucificados en vía crucis. La andas para imágenes con otras iconografías fueron perdiendo sencillez y ganando vistosidad, hasta convertirse en pequeños pasitos (en unos casos más claramente que en otros). Cada cofradía tiene derecho a proceder según lo estime conveniente, pero da la impresión de que algunos vía crucis por las feligresías se están convirtiendo en miniprocesiones, donde el ejercicio penitencial pierde el sentido original para evolucionar hacia algo diferente. Una minisalida extraordinaria, para entendernos.
Es curioso porque esto fue lo que más se criticó al Vía Crucis del Año de la Fe. Se decía que era como un Santo Entierro grande, con 14 pasos, para montar un numerito cofradiero. Al final, por cierto, se quedó en un simple ejercicio de vía crucis dentro de la Catedral. Y, según el comentario generalizado, fue "una pena". Con todo eso se ve que las rigideces litúrgicas no siempre se asumen con coherencia.
En general, los actos extraordinarios se les critican a los demás, mientras que a los cofrades les parecen estupendos cuando son protagonizados por ellos. Puede llegar un momento en que se hable de saturación de vía crucis por las calles. O de miniprocesiones sin banda de música.
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