Veo y callo

El mérito mayor de esta mujer inteligente es haber asumido el lema de su predecesora Isabel I: "Video et taceo"

11 de septiembre 2022 - 01:52

Elsiglo XIX murió entre el fallecimiento de la reina Victoria en 1901 y la guerra del 14, y el XX entre el atentado de las Torres Gemelas en 2001 y el fallecimiento de Isabel II en 2022. Que el reinado de Victoria marcara el XIX es lógico: el Reino Unido era el imperio más extenso de la historia y el más poderoso e influyente del mundo. El de Isabel II, por el contrario, fue el del desmoronamiento de ese imperio que culminó con la Declaración de Londres de 1949. Solo tres años después, en una Inglaterra devastada y empobrecida por la guerra, comenzó su reinado.

Es su mérito mayor haber sido, pese a ello, el símbolo de la influencia y prestigio mundial del decaído Reino Unido en la segunda mitad del siglo XX y casi un cuarto del XXI. Su coronación en 1953 fue el primer evento mundial emitido a través de la televisión, una decisión personal de la jovencísima reina frente a la oposición de Churchill, que entendía que el prestigio de la institución exigía una distancia de respeto. Se equivocó sir Winston y acertó la reina dando la clave de su largo reinado: convertir la corona y sus espléndidos ritos mantenidos contra vientos de cambios y mareas de modas en el símbolo de la grandeza británica, de la continuidad entre el pasado imperial y la nueva realidad nacional e internacional. Se valoró si la carísima ceremonia de coronación era inoportuna en la decaída y empobrecida Inglaterra de principios de los años 50, pero se decidió que sería una inyección de moral y autoestima. Y así fue: tres millones de personas la vieron en las calles, 27 millones la siguieron por televisión, que ese día se asentó como espectáculo de masas en Inglaterra, y 11 millones a través de la radio. Se acreditaron 2.000 periodistas y 500 fotógrafos de 91 países. El Reino Unido seguía siendo lo que fue, aunque ya no lo fuera.

70 años y un Brexit después su muerte ha sido y es primera página y apertura de informativos en todo el mundo, reconociéndola como uno de los grandes líderes mundiales. Y ello, reinando sin gobernar, símbolo viviente que ni la tormenta de la muerte de Lady Diana -peluches, velas, corazones y Elton John- pudo derribar.

El mérito mayor de esta mujer inteligente es haber asumido el lema de su predecesora Isabel I -"Video et taceo" (veo y callo)- sin tener sus poderes, asumiendo el papel de un símbolo como si fuera la encarnación de la figura sedente de Britania con casco, tridente y escudo.

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