La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Puntadas con hilo
No son necesariamente erasmus. Llegan desde Europa, pero también desde Norteamérica, y no sólo llenan los bares de los centros de las ciudades universitarias en busca de alcohol y diversión más o menos sana. Hay un turismo juvenil nada despreciable que, al margen del impacto económico que supone sobre todo para ciudades como Sevilla o Granada, ha situado a Andalucía en el imaginario del ciudadano medio norteamericano, donde sólo existía Madrid y Barcelona. Futuros profesionales de élite que se han convertido en preciados embajadores de nuestras ciudades en el mundo y que tienenl a capacidad de generar una actividad transversal que beneficia a instituciones culturales públicas y privadas, a la industria del ocio, la hostelera y hotelera, incluso a las empresas de asistencia sanitaria, servicios de transporte, paquetería y comunicaciones... y a miles de familias que viven o se ayudan con los 600 euros al mes de media que reciben por acoger como uno más a estos estudiantes en sus casas. Al final, turismo somos todos. Y el sector de la educación internacional en Andalucía es un perfecto ejemplo del turismo de calidad tan deseado en estos tiempos y que nada tiene que ver con el molesto turismo low cost .
La pandemia obligó a los estudiantes internacionales en el mes de marzo a hacer las maletas apresuradamente, sin tiempo ni para despedidas. El recurso para acabar sus estudios fue la enseñanza virtual, pero este verano prácticamente todos los programas se han perdido.
Ciudades como Sevilla, una de las primeras en reaccionar en esta crisis del Covid-19, contempló dentro de su estrategia para recuperar al sector la oportunidad de lanzar un nuevo producto enfocado a este turista universitario, fundamentalmente norteamericano, poniendo a su disposición una red de alojamientos seguros y ventajas para que el temor a la pandemia no fuese aquí mayor que en sus países de origen. Pero la evolución del virus no ha permitido ponerlo en marcha: apenas hay un tercio de alojamientos abiertos al público y las restricciones para volar aplazan los proyectos de estos jóvenes extranjeros.
El curso está a la vuelta de la esquina. Necesitamos a estos viajeros. Y no sólo por la economía que generan, sino porque son la esperanza de que el destino Andalucía y el prestigio de sus universidades, y España figura entre los tres países más demandados, esté en sus mapas y en sus apuntes.
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