La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
Ha llegado Juanma Moreno al ecuador de su mandato como primer presidente no socialista de la Junta de Andalucía con cierta holgura, tres presupuestos aprobados, sin apreturas serias por parte del socio incómodo (Vox), con una oposición descentrada (PSOE) o en proceso de desarticulación (Adelante) y con las encuestas favorables a una repetición en el cargo en 2022, o antes.
Su secreto es que no tiene secretos. Es un hombre conservador, nada carismático, que gestiona con sentido común y prudencia. No tiene grandes proyectos para Andalucía y se conforma con administrar correctamente el día a día. Sus compromisos más llamativos con el electorado han quedado en agua de borrajas o han sido devorados por las circunstancias: la siempre fantasmagórica creación de tropecientos mil puestos de trabajo, la bajada masiva de impuestos y la liquidación de los llamados chiringuitos de la Administación paralela (esto último, tras descubrir que no eran tantos o no eran tan chiringuitos).
También ha manejado con acierto la alianza que le llevó a San Telmo tras haber fracasado estrepitosamente en las urnas. Se ha camelado a los diputados de Vox con concesiones más simbólicas que importantes políticamente y ha desdibujado a sus socios de gobierno de Ciudadanos (¡hasta la remodelación peleada por Juan Marín derivó en más poder para el PP!). Y ha reproducido el modelo Chaves-Zarrías, reinando para todo lo bueno y dejando para el consejero Bendodo la solución de los marrones, el desatasco de las cañerías y la administración de los golpes bajos.
Pero la mejor explicación del momento feliz de Juanma Moreno no está en Juanma Moreno, ni siquiera en el PP, sino en el PSOE, que no se ha recuperado de su derrota de hace dos años. Al día siguiente hizo un pronóstico: el PP desmantelará la sanidad y la educación públicas y será rehén de la ultraderecha. No se ha producido ninguna de las dos cosas (han aumentado los porcentajes del PIB destinados a ambos capítulos), pero el PSOE-A ha convertido ese augurio fallido en el eje de su oposición. Así no van a ninguna parte, y menos con un liderazgo, el de Susana Díaz, cada día más discutido en sus propias filas.
Es pronto para dibujar la próxima legislatura, pero si todo sigue así lo más probable es que Juanma repita como presidente de Andalucía... con un problema nuevo: a lo mejor, o peor, tiene que meter en su Gobierno a Vox. También se tragará ese sapo.
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