La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lluvia en Sevilla merece la fundación de una academia seria
Desconfíen de las casualidades en política. Prácticamente no existen. Si un día el vicepresidente del Congreso, Gómez de Celis, va a Granada a invocar el sacrificio de Iceta en Cataluña como ejemplo para Susana Díaz en Andalucía; al siguiente el ministro Ábalos se reúne en Sevilla con la propia Susana para hablar en teoría de inversiones del Estado y el alcalde de la capital, Juan Espadas, propone un proyecto socialista nuevo, diferente e iusionante, y el día después Ábalos y Espadas se encuentran para comentar la jugada y aunar voluntades y estrategias, todo eso no puede ser casual, sino causal: a Susana Díaz la tienen rodeada.
Todo está concertado. A ver. Alfonso Gómez de Celis es el primer sanchista de Andalucía. Al principio fue el único, junto al alcalde de Dos Hermanas, Quico Toscano. El miércoles se entrevistó con el presidente de la Diputación de Granada, José Entrena, uno de los tres secretarios provinciales del PSOE-A que han pedido expresamente el relevo de Susana, y allí mismo puso por las nubes la generosidad, falta de egoísmo y altura de miras de Miquel Iceta al ceder el paso al ministro Illa camino de la Generalitat. Directo al mentón susanista. José Luis Ábalos, el ministro y número tres del sanchismo que el mismo día de las elecciones de diciembre de 2018 ya exigió públicamente que Susana diera un paso atrás y ayudara a la renovación del PSOE andaluz, se entrevistó en la capital andaluz con la ex presidenta. Teóricamente, para hablar de infraestructuras (como si ella fuera la presidenta o la consejera de Fomento, no la líder de la oposición); en la práctica hablaron menos de infraestructuras que de estructuras... estructuras orgánicas del Partido Socialista: quién manda y quién debe mandar, cómo lo hacemos pactando bajo la mesa camilla en vez de pelearnos delante de todos, con vencedores y vencidos (vencida, con toda seguridad). Al mismo tiempo, Juan Espadas, alcalde que atraviesa el ecuador de su segundo mandato, también ha roto su habitual prudencia. Ha vuelto a decir que aún es pronto para hablar del liderazgo en el PSOE andaluz, que su única ocupación es el Ayuntamiento y tal y cual, pero también ha estado tajante, y es la primera vez: el PSOE necesita un proyecto nuevo (Susana es el viejo), diferente (Susana es el mismo que perdió el poder), ilusionante y que atraiga a más electores (lo que Susana no puede ofrecer).
A Susana Díaz la han rodeado esta semana para hacerle comprender que debe irse sin plantear batalla. ¿Aceptará?
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