Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
Sevilla/La de veces que a nuestro sufrido alcalde le habrán dicho que Sevilla no es Tomares. ¿A qué sí, Oseluí? La de valientes (tururú) que hay en esta ciudad en la barra de un bar. “Tienes que escribir que esto no es Tomares, hombre. Díselo al alcalde, que las papeleras están repletas a las doce de la mañana, por la calle no se puede andar de la de turistas que hay y los barrios están olvidados. Díselo porque el hombre no tiene equipo”. Llevo casi 30 años oyendo que los alcaldes no tienen cuadrilla, salvo una honrosa excepción (Monteseirín con la individualidad de Manuel Marchena) casi tanto como que la Iglesia tiene un “problema de comunicación”. Son dos mantras que quedan muy bien tanto para ser agradaor del alcalde de turno como para parecer un católico comprensivo. Nadie arrima el hombro por nadie, pero salvemos al que manda por si acaso nos puede beneficiar en el futuro. Sevilla no es Tomares. Claro que no. Tomares es el Pozuelo del Alarcón sevillano, donde hasta la Cáritas es fuerte gracias a Dios, que bien nos lo contaba don Juan José Asenjo, al que el alcalde Sanz pondrá una calle con toda justicia. Todo un acierto, Oseluí. El primer arzobispo de Sevilla que no es cardenal en doscientos años bien la merece aunque solo sea por la creación de la Facultad de Teología. Para otro día dejamos la calle al cardenal Segura, monárquico y que se enfrentó a Franco. Ahí le dejó el envite, alcalde. Pero estábamos con que Sevilla no es Tomares, que no lo es. Y el alcalde debe pasar a otra fase. Puede y debe enderezar el rumbo. Eso de tratar de gobernar con los directores y coordinadores generales (puestos a dedo) no está tan claro, porque los concejales no quieren ser convidados de piedra. Lógico. Los coronoles se rebelan y los señores munícipes quieren su sitio.
El problema es que hay concejales que no dan la talla. Y algunos cargos de confianza se pasan en el intervencionismo, pero eso ocurre en las mejores casas. El alcalde tendrá que mover ficha, reestructurar , remover, promocionar y recolocar... más pronto que tarde. Por su bien y el de la ciudad. No podemos permitirnos el bajonazo de nivel en tantos frentes. No debemos conformarnos con limpiar, sino prepararnos para dar brillo. No debemos acomodarnos en el populismo, sino estar en la cabeza del pelotón de las ciudades pujantes. Hay que elevar el nivel, el debate, los objetivos y las reivindicaciones. Sevilla no es Tomares, dicen a las espaldas del alcalde. Nada nuevo bajo el sol (del Plantinar). Claro que no lo es. Ya quisiera Sevilla muchas cosas que tiene Tomares. Pero haría bien el alcalde en no demorar medidas de impulso político. Pronto habrá nuevo Gobierno de España y tendremos que hacer reclamaciones en Madrid... y en San Telmo.
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