¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
Tras la inmensa pleamar que ha supuesto la irrupción del Gran Poder por la ciudad llega la consabida resaca, la sucesión de un tiempo con tres semanas de duración que nos ha sacado del marasmo. Aquel confinamiento con crujir de dientes incluido nos sumió en un estado depresivo y sólo el recuerdo de aquellas citas tácitas con los aplausos de las ocho de la tarde bien que nos sobrecoge. Aquello pasó, o aseguran que pasó sin saberse qué tiene de verdadero, y ahora vivimos un despertar para una realidad que asoma dura, por lo que esa irrupción del Señor en nuestras vidas nos ha llenado de energía positiva. Pasaba el Señor por la oscuridad de su barrio en silencio y por la sesera discurría todo un tiempo que empezó en marzo de 2020 y que dicen que ha terminado. No sé si habrá concluido o no, pero el Señor en la calle nos ha hecho creer que la vida vuelve a su cauce.
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