Sanz mira a Barcelona

No hace falta entrar en el gobierno municipal para decidir si prefieres un alcalde de un partido u otro

22 de mayo 2024 - 00:45

Para aprobar los presupuestos de Sevilla hay dos vías: la normal y la alternativa. La normal es conseguir que el PSOE o Vox los apoyen. Pero como los sanchistas no están por la labor en estos momentos, y como la derechita valiente quiere entrar en el gobierno municipal desde el mes de junio del año pasado (y al PP no le interesa), a José Luis Sanz sólo le queda la vía alternativa. Esto es: montar una cuestión de confianza. Es lo que hizo Jaume Collboni, el alcalde socialista de Barcelona, cuya situación minoritaria es peor que la de José Luis Sanz. Y ahora, una vez que han cumplido los plazos, el señor Collboni ya tiene el presupuesto de Barcelona enjaretado y está muy contento.

Veamos los detalles. La moción de confianza se plantea por el alcalde con el objetivo posterior de aprobar el presupuesto sin mayoría. Si no la gana, se abre un plazo para que elijan otro alcalde. En Sevilla, para eso, sería necesario que el candidato tuviera el apoyo de toda la oposición. Es decir, del PSOE y Vox, además de la izquierda desunida. Como el bloque progresista no se va a ampliar con los hinchas de Milei, se supone que no prosperaría la pinza del PSOE y Vox. Entonces la legislación vigente permite que Sanz apruebe sus presupuestos.

En Barcelona la cosa estaba peor, porque a Collboni le regaló la Alcaldía el PP. Sucedió hace un año, antes del 23-J. Entonces los populares tenían la llave y podían decidir con sus votos que el alcalde fuera Trías Fargas, de Junts, o Collboni, del PSC. Resultó que el candidato de Junts había ganado en Sarriá-Sant Gervasi y Pedralbes, los barrios altos, donde el PP se impuso el 23-J, y donde ha sido el único distrito de Barcelona en que ganó también el pasado 12 de mayo. Es decir, que en los barrios altos barceloneses unas veces gana Junts y otras el PP. Y los círculos de economía querían que el PP permitiera que el alcalde fuera Trías, de Junts, por sus propuestas económicas. Pero el PP, para no darle ese gusto a Puigdemont, le regaló sus votos al PSC.

No obstante, los del PP estaban y siguieron en la oposición. Esto lo explico para que se vea que no hace falta entrar en el gobierno municipal para decidir si prefieres un alcalde de un partido o de otro. En Barcelona, donde Collboni tiene apoyo de ERC, pero no de Ada Colau y sus comunes de Sumar (otra contradicción), se aprecia que lo de Arahal tampoco es tan raro.

Sanz ha mirado a Barcelona. Y Juanma había mirado antes a Madrid, donde Almeida consiguió mayoría absoluta hace un año, después de que Vox le pusiera piedrecitas con Ortega Smith. Eso también suele pasar. El voto útil se impone al inútil cuando un partido aprieta por su propio interés.

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