La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Cada hora que pasa tiene menos sentido el conflicto que se sufre en el PP de Sevilla, salvo por empecinamientos personales de quienes no comprenden que ya no existe la libreta azul, el dedazo o las designaciones por aclamación de los grandes pontífices. No se olvide en ningún momento que el Partido Popular es la formación política gobernante en Andalucía. ¡Sí, nada menos que gobernante! Maneja el BOJA. Y este PP ha demostrado tanta capacidad para fagocitar a Ciudadanos, como torpeza para controlar su estructura política nada menos que en Sevilla, la capital de la comunidad autónoma. El clan conocido como Junts x Málaga pretende controlar el PP hispalense, pero no puede porque se ha topado con la rocosa presidenta Virginia Pérez, que sólo admite que la echen del puesto los militantes.
El llamado Juanma y mi dilecto Elías no la quieren ni en pintura, porque sencillamente no es manejable. El dúo malagueño se ha criado en la cultura del dedazo, la del presidente Aznar, el que empezó muy bien, logró la mayoría absoluta y metió la patita cuando casó a su hija en el Escorial. Delirios de grandeza se llaman. Pues mi presidente y su consejero preferido, mi dilecto Elías (un santo sin cofradía) han despreciado tanto Sevilla que, al final, en el momento más inoportuno resulta que, ay, no cuentan con la fortaleza nada menos que de la provincia capital. Cuando debían estar ambos sacándole rédito político al Gobierno andaluz, controlando las ocho provincias y creando una red de apoyos bien estructurada y fiel a los jefes, resulta que la política ha dado tantos tumbos y ha experimentado tantas vueltas, que ellos han descuidado una plaza capital, no porque sea precisamente la capital, que lo es, sino porque es el adjetivo preferido de Rajoy para referirse a los asuntos importantes: "Esto es... capital. Chichichí".
No han cuidado Sevilla en ningún momento. ¿Desprecio por complejazo? Quién sabe. Yo lo tengo claro. Sí, es por complejazo tamaño XXL. ¿Se me ha entendido? Gracias. Pero es posible que haya explicaciones que atiendan también a la torpeza, la incapacidad, la soberbia, etcétera. Es un hecho probado, notorio y palmario que el PP no ha sido capaz en dos años de tener amarrado nada menos que el partido en Sevilla. Y ahora lo está pagando. Hoy el presidente de la Junta está corriendo el serio riesgo de quedar absolutamente desautorizado en la capital si su candidato no vence en el congreso provincial. Se trata de salvar al soldado Juanma como sea, lo que supone que gane el candidato Ávila, lanzado a última hora por Moreno. Y por eso se ven todo tipo de maniobras, argucias y estrategias baratas. Voten, no tengan miedo. Echen a la presidenta en las urnas. Sevilla es tela de compleja. Lo sé.
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