¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
Juan Ortega es uno de esos toreros que merecen muy mucho la pena, sobre todo por su integridad como persona y cómo de luces es la pureza personificada. Un torerazo que ha llegado a lo que ahora se considera fama por culpa de un incidente que atañe a su vida fuera de los ruedos. Harto de hacer faenas para el recuerdo y resulta que esa telebasura que nos invade es ahora cuando lo tiene en cuenta. Bueno, lo tiene en cuenta y lo machacan en esas tribunas donde reina la frivolidad con abundantes dosis de chabacanería y de amoralidad. Han llegado incluso personajes de muy baja estofa a mofarse de su hondo sentido de la religiosidad. Decir que no antes de la boda es mucho menos grave que decirlo poco después de la ceremonia, algo que está muy al día en esta sociedad nuestra, conque ánimo, Juan, amigo.
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