Rodiezmo sin Zapatero

La esquina

20 de julio 2010 - 01:00

FIEL a su idea de que las palabras están al servicio de la política y no la política al servicio de las palabras, Zapatero estruja, remueve y moldea los conceptos según le exija la coyuntura. Improvisa a conveniencia porque lo único estable y duradero en él es el ansia de permanecer en el poder. Lo inmutable en él es su constante mutabilidad de criterios y posiciones.

Un sarcasmo de Mariano Rajoy en el Debate sobre el estado de la Nación le ha hecho batir su propio récord de velocidad de retractación. Rajoy ironizaba sobre la presencia de Zapatero en un acontecimiento tan rojo y progresista como la fiesta minera de Rodiezmo, precisamente este año de recortes sociales, y el presidente le replicó, completamente en serio, que iría por supuesto a participar en el mitin de su tierra leonesa, a principios de septiembre.

Cuatro días mal contados, cuatro, ha durado el compromiso de presencia de ZP en los campos de Rodiezmo. El tiempo justo para que le llegara la advertencia de Cándido Méndez de que si iba el presidente no iría él y se evitaría así un choque público inevitable entre los dos fraternales camaradas, en el que uno de ellos defendería, como siempre, la enorme sensibilidad social de su política y el otro tendría que calentar el ambiente para la huelga general que ha convocado, tres semanas después, contra esa misma política. Digerido el aviso, Zapatero ha optado por sustituir el baño de multitudes mineras por un viaje a Japón.

Nada hay que reprocharle al presidente por su resistencia a acudir a un sitio donde esta vez -después de una década de asistencia exitosa- no iba a recibir aplausos y parabienes. Uno de los elementos básicos del Rodiezmo septembrino y ugetista era la imagen de Zapatero en mangas de camisa anunciando a toda España cuánto pensaba subir las pensiones el año siguiente: la primera cifra de los Presupuestos del Estado que se desvelaba a los españoles todos. Ya el año pasado anduvo remiso a cuantificar la mejora. Mientras en la edición de 2008 del mitin se comprometió a aumentar las pensiones mínimas en un 6%, en 2009 se limitó a indicar que "como siempre, ganarán poder adquisitivo". El anuncio de 2010 no podía ser en Rodiezmo porque ya lo había formulado en Madrid, en mayo pasado: las pensiones quedan recortadas. De modo que ¿para qué ir donde los mineros?

El otro protagonismo tradicional de Rodiezmo era el de Alfonso Guerra, en su día más rebelde de cada año, con pañuelo y arenga adecuados para la ocasión. El pañuelo, rojo de cuando todos eran socialistas, y la arenga, ineludible contra el fracaso neoliberal y la pérdida de identidad de la izquierda. Este año se puede hinchar. Allí habrá muchos motivos para no echar de menos al ausente.

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