La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
En la Plaza de la Magdalena se han reutilizado dos edificios, un gran almacén y una sede bancaria, para darles nuevo uso de hotel y restaurantes. La obra se ve cuidada y con buenos elementos constructivos y la nueva actividad quizás mejore la plaza, que ha sido en parte peatonalizada, retirando los pasos de autobuses y otros vehículos y conservando la fuente. En conjunto me parece bien la operación salvo en algún detalle muy importante. En concreto, que la lápida conmemorativa en recuerdo del lugar de enterramiento del escultor Juan Martínez Montañés (1568 - 1649), se retiró durante la obra de la fachada de uno de los edificios y no se ha repuesto en su lugar y forma todavía.
He preguntado los motivos y me han comentado razones que suenan a excusas. Una de ellas es que el nuevo revestimiento se realiza con fachada ventilada y no se podía reponer la lápida en su lugar. Lo consideraré un rumor sin fundamento técnico, porque lo contrario ofende. Otro posible motivo-rumor es que la lápida por detrás tiene otra inscripción y ante la duda de qué hacer con la doble inscripción están esperando instrucciones. Como motivo del retraso podría valer, pero da la casualidad de que en internet está publicada una infografía del conjunto hotelero anterior a la obra y la lápida ya no figura en la fachada. ¿Casualidad? puede ser, pero ya son muchas casualidades. El mejor desmentido sería la lápida colocada en su sitio.
Otra razón que se me ocurre, en sentido irónico, es que los propietarios del hotel y los arquitectos no son de aquí, de Sevilla. Porque si lo fueran no se habrían atrevido a retirar la lápida, pensando quizás que los hechos consumados dejarían el asunto en el olvido. Porque si lo fueran, sabrían que el escultor es una de las grandes figuras del mundo artístico andaluz y sevillano y de las devociones cofrades señeras de Sevilla. Su retrato realizado por Velázquez figura en el Museo del Prado como testimonio de su importancia. Es posiblemente uno de los nombres que todos aprendemos al llegar a la edad de salir a ver cofradías y a maravillarnos con su obra como es el señor de Pasión, al que contempla en la Plaza del Salvador desde su imponente monumento, realizado por iniciativa popular y diseñado por Agustín Sánchez Cid. Y que todos los que hemos bajado esa rampa vistiendo túnica y cirio jamás podemos olvidar.
Hace meses la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, promotora en 1937 de la colocación de la lápida a Martínez Montañés, se ha dirigido al Ayuntamiento solicitando la reposición en su mismo lugar y tal como estaba. En cuanto al reverso dedicado al profesor Vicente Pitaluga, la Escuela de Artes y Oficios de la que fue director, haría una reproducción para colocar en su sede actual. Esperamos, por tanto, que los servicios municipales que corresponden actúen y sin excusas ni retrasos se reponga la lápida en su lugar. Por respeto a los sevillanos, a la historia de Sevilla y por respeto a Martínez Montañés.
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