¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
El estilo de los viejos profesores
La ventana
SOLEMNIDAD, buen gusto y conocimiento en una especie de cuarto para la excelencia. Era en el Salón de Carteles de la Maestranza y en el estrado, dos primeros espadas de tanta reputación como los profesores Clavero y Olivencia. Organizaba el Grupo Diocles, moderaba Sánchez Araújo y escuchaba con atención un recinto repleto y ávido de escuchar a dos aficionados de tanta prosapia. Y aquello discurrió desde la veneración de Clavero a Pepe Luis hasta el cariño familiar de Olivencia a la dinastía Ordóñez. Y el tiempo se iba buscando los desagües de la memoria para que saliese a colación la incidencia de los tiempos que corren en el presente y, sobre todo, en el futuro de la fiesta. Y he ahí que Olivencia dio con la piedra filosofal que le devolvería a la Fiesta el lustre orillado. Según el profesor, si se recobrase la pasión que llevó a todo un país a empeñar los colchones o a seguir al Cordobés, la Fiesta se habrá salvado.
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