Las dos orillas
José Joaquín León
Mensajes de Navidad
Hace poco leíamos sobre el pacto entre socialistas y comunistas en el Ayuntamiento sevillano para aprobar los presupuestos municipales. Entre esos pactos, el de publicar un índice de precios de viviendas "para disuadir a los propietarios de disparar las rentas".
Vaya por delante que entiendo la finalidad última de esta idea: establecer herramientas que puedan frenar la subida de las rentas de alquiler que está dificultando la posibilidad de que muchas personas, con limitados ingresos, puedan vivir como arrendatarias en algunos barrios de Sevilla. Sin embargo, la anunciada pretensión del Consistorio, sobre todo si triunfa, además de presentar dificultades técnicas ofrece algunas dudas a quien suscribe.
De entrada, es un ejemplo de intervencionismo, propio de la filiación ideológica de sus autores: en la visión socialista de la vida, las administraciones públicas deben tener una presencia idealmente omnímoda en la vida de los administrados. El individuo debe tener poca iniciativa y ésta estar canalizada según, y dentro de, las políticas desarrolladas por la administración competente. Pero desde luego buena parte de la población probablemente prefiera tener más libertad.
Olvida esa propuesta municipal que embridar la relación entre oferta y demanda supone distorsionar la realidad. Y ésta, antes o después, acaba imponiéndose. Cuando ha estado aherrojada por normas, suele liberarse de manera explosiva, excesiva, como un río que rompe un dique y reclama las zonas que le pertenecen por naturaleza.
De otro lado, aunque -decía al inicio- entiendo que puede haber una buena intención en esta idea, para ayudar o proteger a parte de la población sevillana, me parece que adolece de una importante miopía. Muchas personas, igualmente dignas de protección, tras años de trabajo y esfuerzo, han comprado tal vez un pisito para poder alquilarlo y sacarse una renta que complemente la improbable y en todo caso exigua pensión que les pueda quedar. ¿Por qué esta persona no va a poder rentabilizar esos sacrificios?
Sin rentabilidad atractiva, bajará la inversión en inmuebles. Algunos lo llamarán especulación o acaparamiento capitalista, pero de ello vive una larguísima lista de gremios, en su mayor parte trabajadores nada privilegiados, sea ferrallista, arquitecto, gruista, albañil, fontanero o electricista. La menor inversión en nuevos inmuebles, si la población sevillana -fija o flotante- aumentara, puede a largo plazo generar el efecto inverso al pretendido: que suban las rentas por escasez de oferta.
Menor coste para unos implica menores ingresos para otros, presionando a la baja el nivel de vida, los sueldos, enquistando una economía barata para los visitantes y triste para los visitados. Inyectar cloroformo a la realidad no evitará, sino lo contrario, que baje el número de sevillanos que trabajan fuera.
Por cierto, si quieren limitar la subida de rentas, ¿ofrecerán reducir el IBI que pagamos todos los sufridos contribuyentes a las arcas municipales?
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