Las dos orillas
José Joaquín León
Mensajes de Navidad
La derogación por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos de la malhadada sentencia Roe vs. Wade ha tenido consecuencias incalculables en el corto radio y a miles de kilómetros de Washington. Como si de una marea largamente represada se tratara, la legislación provida se ha extendido de manera fulgurante por toda América y, menos de una semana después del fallo, son más de una decena los estados que ya han tomado medidas proteccionistas de diverso orden. Como es sabido, Roe vs. Wade sustraía el aborto hasta los seis meses del embarazo de la acción política y lo blindaba ante cualquier intento legislativo de regulación, limitación o supresión.
Francisco José Contreras, diputado sevillano por Vox y catedrático de Derecho, ha mostrado en un artículo imprescindible sobre la cuestión, publicado en Libertad Digital, los gravísimos vicios de aquella sentencia, monumento a la manipulación jurídica e histórica, comenzando por el hecho de basarse en una denuncia falsa. Sobre esa monstruosidad se ha montado el inmenso tinglado ideológico, económico y político que es hoy el aborto, primero en Estados Unidos y luego en casi todo el mundo. Su derogación abre la puerta a una esperanza: que pronto el aborto voluntario sea tratado como lo que es, un crimen injustificable, y que los problemas derivados de los embarazos no deseados puedan resolverse de una forma justa y, sobre todo, humana.
Como un eco de ese triunfo en los Estados Unidos, aunque prevista desde mucho antes, el domingo 26 se celebró en Madrid una gran manifestación, convocada por Neos y respaldada por más de doscientas entidades, que ha significado el relanzamiento del alicaído movimiento provida español. Sin embargo, la masa social que sostiene este combate, el más noble que pueda darse en el mundo actual, se encuentra aún poco respaldada políticamente. Sólo Vox se hizo presente a través de numerosos parlamentarios y del propio Santiago Abascal, todos a título personal para evitar acusaciones de intento de apropiación. Lástima que hace justo un mes Feijóo, coherente con su postura de siempre al respecto, comunicara al Comité Ejecutivo del PP su intención, en caso de llegar al Gobierno, de no tocar la ley actual, ni siquiera la más dañina que prepara Irene Montero. Quizá eso pueda explicar la absoluta ausencia de políticos peperos en la manifestación. El renacer del movimiento provida les ha cogido con el pie cambiado, pero quizá aún estén a tiempo de sacar la pata.
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