NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Los profesores recuperan el control de las aulas
CUANDO el pasado lunes, a primera hora de la mañana, los medios digitales hicieron públicos los datos de las audiencias del mes de marzo y la pérdida de liderazgo de la televisión pública, lo más interesante fue observar las reacciones. Y ver cómo se recibió la noticia, "Telecinco arrebata el liderazgo a La 1", o su variante "La 1 roza su mínimo histórico", según en qué medios. Con qué grado de saña, regodeo o entusiasmo, que de todo hubo. No está de más recordar, en un día como estos, que la televisión y la radio públicas no tienen quién les escriba. El resto de cadenas tienen sus cabeceras, sus grupos mediáticos, sus conglomerados empresariales. La pública, siendo la de todos, se ha quedado más sola que la una.
Y, paso siguiente, habría que ver cuál fue la reacción de cada uno de nosotros al conocer los resultados que dictaron los audímetros. Telecinco, la cadena líder de televisión en España. Telecinco, la especialista en fabricar productos de dudoso gusto, la cadena de televisión más vista. Desde luego que no va por usted, amable lector, que ya sabemos que usa su tiempo en tareas más nobles. Pero mire a su alrededor. Estamos rodeados. Seguramente buena parte de las personas que ve a diario, en la cola del supermercado, en la parada del bus o en su propio trabajo, en cuanto llegan a casa y se quedan en zapatillas, un día sí y otro también, se relajan viendo esos contenidos tan zafios, por decir algo. Los informativos de TVE continúan siendo líderes, menos mal. Y van 55 meses consecutivos. Pero muy bien posicionados, los segundos en el ránking, andan los de Telecinco, ofreciendo lo que todos sabemos. El retrato de nuestra sociedad, de lo que gusta al homo videns, está muy claro.
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