Preparad las maletas, Juanes

Espadas ha añadido poco a la recuperación del PSOE-A tras la hecatombe de estos años: caerá cuando Pedro lo diga

16 de junio 2024 - 01:00

En los mítines de campaña dijo Pedro Sánchez que se iba a dar el gustazo de ganarle las europeas a Feijóo (como si fuera el único español vivo en creer las profecías de Tezanos). En su fuero interno y su estrategia apostó por empatar la partida. Ni lo uno ni lo otro: perdió por cuatro puntos. Sólo pudo presumir de que el PP no ha cumplido sus expectativas. ¿Y él sí?

Ya en la ejecutiva federal, tuvo un rapto de sinceridad y reconoció que le preocupaban los resultados electorales en Madrid, donde el PP consiguió la mitad de los votos que le sacó de diferencia al PSOE, y en Andalucía, la comunidad con más militantes –más afiliados, cabría matizar, porque se milita poco, la verdad– que por vez primera perdía unas elecciones europeas.

Tenemos que reflexionar sobre los dos casos, asumió Sánchez ante la ejecutiva que, no obstante, le aplaudió como si hubieran ganado en las urnas. Automáticamente temblaron, y no de emoción, los secretarios generales de Madrid, Juan Lobato, y Andalucía, Juan Espadas. Lobato no es estrictamente sanchista, podría resistirse. Espadas es una creación de Sánchez (sólo como líder del socialismo andaluz, porque aparte tiene toda una trayectoria), de modo que renunciará si Pedro se lo manda, que no va a ser ahora, claro.

En la ejecutiva federal Espadas no abrió la boca, pero aquí en Andalucía se ha defendido de unas cuantas críticas e impugnaciones internas que se han gestado desde hace meses y han estallado ahora. La más notoria, pero no la única, la de Susana Díaz, a la que derrotó en primarias para reordenar al PSOE andaluz y ponerlo a disposición de Pedro Sánchez... y perder todas las elecciones celebradas en la tierra, generales y autonómicas y europeas, más las alcaldías más relevantes y seis de las ocho diputaciones. Lo que viene siendo un desastre sin paliativos.

El caso es que en el declive del antes todopoderoso PSOE de Andalucía no parece justo endosarle la principal responsabilidad a Juan Espadas. Ha sido Pedro Sánchez, con su amnistía y sus pactos con los independentistas, quien más ha contribuido a un deterioro socialista que también hunde sus raíces en la larga etapa de las mayorías absolutas y en la gobernación de la propia Susana Díaz. Cierto: Espadas no ha sabido insuflar ánimo a un partido desfondado y atónito ante la derrota ni ha sabido reorganizarlo tras la hecatombe. Ha añadido poco. Caerá cuando lo diga Pedro.

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