La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Saber que don Juan José va a ser adoptado oficialmente por Sevilla y una sobredosis de contento fue todo uno. A un paso de la jubilación, ese arzobispo que llegó a una sede que lo recibió con más reticencias de las aconsejables va a ser considerado hijo adoptivo y eso demuestra cómo ha ido superando una carrera de obstáculos que fueron menguando según se conocían sus cualidades de muy buen pastor de la Iglesia. A don Juan José lo he tratado poco, pero le tengo afecto y me da la impresión de que él corresponde. Poco que ver con su carismático antecesor, don Juan José Asenjo Pelegrina ha ido conquistando el corazón de una ciudad que no es que le fuese hostil, pero sí reticente a mucho de lo que hacía, mayormente en el proceloso mundo de las cofradías. Un mundo, por cierto, que él ha sabido llevar con rienda firme y suave a la vez. Enhorabuena, amigo.
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