Pregón y discordia

El botellín helado y de color ambarino de Cruzcampo lo asocio a convocatorias para la alegría

22 de mayo 2024 - 00:45

Por redes sociales, la olla de grillos anda crispada por culpa de la Cruzcampo. En la enconada Eslovaquia se ensayan los magnicidios, pero en España –Javi Milei aparte– lo último en irritación es debido al ranking entre cervezas. Es ya sabido que el amarillo The Sun eligió la Cruzcampo como la mejor cerveza de España junto con Estrella Galicia. Aprovechando la ola y la espuma (cervecera), se organizó con hondo sentir y divertimento el I Pregón Pirata de la Cruzcampo, que tuvo lugar desde un balcón popular del bar Eme de Puerta Osario.

La discordia cervecera se debe a que hay quien elogia el cáliz vinculado al sur y hay quien –fuera de Andalucía sobre todo– considera que la Cruzcampo es un brebaje infecto. Mis amigos foráneos suelen mandarme memes al respecto. La Cruzcampo la consideran pésima y, si acaso, sólo apta para baños de contrastes en pies doloridos. Deben vincularla al ideal sevillano, sea esto lo que sea, y creen que me atizan en lo hondo riéndose del bebercio que aquí se estila. En el último meme que me llegó un litro de Cruzcampo era arrojado por un fregadero bajo el lema “Una cerveza bien tirada”.

Poco me afecta su pitorreo. Ser melancólicamente neutro para casi todo tiene sus ventajas, no crean. No suelo batirme a duelo por la Cruzcampo. Me limito a beberla como lo que es, un mejunje digno, ni fuerte ni flojo, ni acre ni dulzón, pero que sienta bien si es de tirador y te la sirven bien fría, sobre todo en días de solana. El botellín helado y de color ambarino lo asocio a convocatorias para la alegría. Y La Litro de Cruzcampo, la más popular de las nostalgias, es mucho más que un tributo por el tiempo perdido que hoy somos. Pero más allá no voy.

Según en qué bares con música potable, prefiero otras marcas. Uno aprecia su Guinness negra cuando se tercia. Las tuberías del hígado y alrededores ya no me dejan probar las cervezas del mundo que uno ingería en su día en La Internacional de calle Gamazo. Probar el caldo de lúpulo traído de Australia o de la Bélgica valona te insuflaba a la cuarta ingesta una curda con la que uno creía resolver con límpida oratoria todo debate fuera del alcance de la ONU. No sé qué habría dicho de la Cruzcampo Bohumil Hrabal, el muy cervecero y divertido escritor checo. Solía decir que el dedo de Dios le había marcado en la frente lo de ser escritor y que esto lo pensaba cuando bebía mucha cerveza. Alguien dirá con un meme que con la Cruzcampo le habría sido imposible ser escritor porque habría muerto envenenado al primer libro. Pues nada, a reírle el meme al memo y que sirva de inspiración para el II Pregón Pirata.

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