Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Telefónica dejó un mínimo de cabinas en la ciudad no sólo para que el profesor Gabardón de la Banda las usara, que las ha empleado hasta hace muy poco como el último mohicano de una era de las comunicaciones, sino para que Álvaro Pimentel pudiera quitarse el traje de Jueves Santo y salir disparado vestido de Superman. Hemos estado dos años esperando este momento glorioso desde que alcanzó la portavocía de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Sevilla. Y por fin ha llegado. Como a mi Juan lo van a volver loco para sacar adelante el presupuesto los muchachos de la izquierda radical -que son cuatro, caben en un taxi y están más peleados que en una cofradía sin subvención-, pues el bueno de Pimentel se ha puesto al rescate del alcalde, que es como salvar a la ciudad. Pimentel centra a mi Juan, que ya de por sí es centrado. Esta versión hispalense de Clark Kent será la muleta de Espadas los dos próximos años, el báculo de un alcalde deseando lanzarse a la aventura autonómica. Pime, como le llaman sus antiguos compañeros del PP y el mismísimo Javier Arenas cuando lo saluda con tirón de la mejilla incluido, logra así su espacio propio tras dos años grisáceos. Bastante ha tenido este Álvaro con aguantar los chuzos que han caído y caen en su propio partido. Lidera un grupo de cuatro concejales bien avenidos, no como el anterior, del que no quedaron ni las papeleras y algunos de cuyos miembros andan ahora rebuznando en los grupos de mensajería gratuita. Pimentel ofrece apoyo a mi Juan, pero lo hace en cosas muy generales. Que si la estabilidad, que si la digitalización, que si el empleo... Yo le pido a Pime que saque compromisos concretos: sombra en la Avenida de la Constitución, la conexión ferroviaria entre Santa Justa y el aeropuerto de San Pablo, ningún invento extraño con la Semana Santa mientras haya pandemia, la reducción de los pisos turísticos, duplicar o triplicar el número de inspectores en Urbanismo, más policías locales, la excelencia en el funcionamiento de Tussam y Lipasam, la congelación de las tarifas del agua y la prohibición de levantar edificios modelo tanatorios en el casco histórico, Triana y San Bernardo, por poner sólo algunos ejemplos. Es que estoy viendo que mi Juan se pone a hablarle a Pime de las resoluciones del comité de regiones europeas, del eje Sevilla-Málaga, de los nuevos hoteles de cinco estrellas que en realidad son de tres donde alojar a los turistas patibularios, de las transversalidades, las sostenibilidades y las resiliencias, y no sacamos nada en claro. Veremos si Pimentel vuela alto o si se engancha en el Giraldillo. Atentos a la pantalla.
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