La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Mi reino por una silla... en la Magna de Sevilla
Es agradable pasar un par de días en Lisboa y recorrer las calles de la Baixa y del Chiado y apreciar el extraordinario porte que tiene de gran ciudad con puerto, como Nápoles y Palermo en el viejo Mediterráneo, pero en este caso abierta al estuario del Tajo y a todo el Atlántico. Al resto del mundo, en definitiva. Una gran ciudad en la que nos sentimos como en casa, con una luz que resulta familiar y un trato de sus habitantes que te hace sentir que somos bien recibidos. En esta ocasión tuvimos la suerte de estar en un acto académico y entre amigos en el teatro municipal São Luiz, un precioso ejemplo de sala a la italiana que ha sido muy bien rehabilitada y con un anexo moderno muy funcional. Y disfrutar de la gastronomía tradicional y de la nueva, sin que faltara el buen bacalao en una oferta muy variada, porque de todo hay y merece la pena. Grupos de turistas animan las calles y plazas y se ven hoteles nuevos y edificios de apartamentos turísticos, bien organizados e instalados, al menos en los que nos quedamos. Por cierto, en Lisboa se paga una tasa turística de dos euros por noche y los niños están exentos, por si quieren hacer las cuentas. Y ahora se van a aplicar dos euros por cada visitante que llegue en crucero. Hay bastantes obras de renovación del caserío tradicional, sobre todo en la Baixa, donde hace años era fácil poder ver edificios con ventanas y balcones cerrados y con señales de abandono en sus fachadas.
En los balcones de planta primera se exhiben carteles que anuncian el expediente y la licencia concedida para las obras. Hasta aquí todo más o menos normal, pero me llamó la atención que eran muchos carteles de ese tipo, hasta que noté que unos informaban sobre la licencia concedida y otros, de igual formato y tipografía, en los que, junto a los datos del promotor y número de expediente, figuraba este otro rótulo: “PROYECTO EN FASE DE EVALUACIÓN, LA OPERACIÓN URBANA NO TIENE LICENCIA”. Me pareció un acierto administrativo y municipal informar de que la obra en cuestión aún no tiene concedida la licencia, aunque sí ha sido solicitada. Por poner alguna pega, faltaban datos significativos, como la fecha de solicitud de la licencia. Pero me parece importante que esté a la vista de todos que el edificio cerrado ya tiene solicitado el permiso de obras y que estas no han comenzado porque está en estudio el proyecto.
La información conviene a todos o al menos eso creo. Si las viviendas, hotel, apartamentos, local, comercio o bar tienen licencia debemos saberlo o ¿nos da igual? Si el número y colocación de los veladores está autorizado ¿también nos da igual? Muchas veces vemos rótulos o publicidad en negocios que nos sorprenden por estar fuera de lugar en el casco histórico de Sevilla, pero quizás ese es su cometido, llamar nuestra atención. Y nos preguntamos: ¿cómo han podido dar permiso a esto? Aunque la pregunta quizás debería ser: ¿tendrá licencia esta reforma del negocio incluido su rótulo? Creo que nos concierne saberlo.
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