José Antonio Carrizosa

Pasarse de la raya

Alto y claro

06 de septiembre 2009 - 01:00

Aveces da la impresión de que este Ayuntamiento tiene una auténtica manía persecutoria contra el automóvil, al que tiene en su punto de mira como enemigo principal, y casi único, de la sostenibilidad y de la tan proclamada ciudad de las personas. Un eslogan, por cierto, que hará mucha gracia a los ciudadanos que cada día tengan que bandearse entre zanjas y vallas de obra para llegar a su casa o a su trabajo. Ganar espacios para el peatón y la bicicleta y quitárselos al automóvil es, en principio, una acción positiva que debe de redundar en beneficio de la calidad de vida de los que usan la ciudad. Pero, como en todo, el sentido de la medida es importante y tan negativo puede ser quedarse corto como pasarse de la raya. En este último comportamiento es el que parece empeñado en caer el Ayuntamiento. Las obras en Asunción, los planes para Triana y el Cristina o la red de espacios peatonales en los distritos que contábamos a nuestros lectores el pasado viernes, además del viejo proyecto de blindar el centro al tráfico privado, constituyen los últimos y más destacados ejemplos de esta fiebre que parece no tener fin. La peatonalización sólo será buena si se hace con criterios de racionalidad y se discute con los principales afectados, que son los vecinos y comerciantes de las zonas sobre las que se actúa. Y eso es lo que más se echa en falta en el comportamiento municipal: negociación y explicación. El principal error del Ayuntamiento en este aspecto es pensar que peatonalizar es positivo por definición. Como todas las generalizaciones, ésta también es mala. Que la calle Tetuán haya vivido a raíz de la exclusión de la circulación rodada una edad de oro no significa que lo mismo tenga que ocurrir en todas partes. Hay múltiples ejemplos para demostrarlo, como la cercana O'Donnell. El caso de Asunción, donde las obras avanzan a buen ritmo, es en estos momentos el más controvertido. La calle no sólo tiene un fuerte componente comercial. También posee una elevada población residencial que tiene necesidad de facilidad de acceso y estacionamiento. Convertirla en peatonal es quizás lo que menos le conviene para actuar como motor del alicaído barrio de Los Remedios. En esto, como en todo, la prudencia y la mesura son buenas consejeras.

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