¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
Sevilla/Ha sido por momentos muy desagradable. Así hay que reconocerlo. El puente de mayo sumado a los dos años de vacío han generado una feria atestada, imposible de recorrer en las horas centrales de la tarde, cuando tradicionalmente se alcanza el máximo público. Gente de Sevilla, de los pueblos y de toda España por las calles del real a la búsqueda de una mesa en una caseta. Misión imposible. Fue horrible, insistimos, en muchos momentos. No es que fuera ya una Feria en sesión continua, que hace años que perdimos la sana costumbre del turno de mañana y el de noche, sino literalmente masificada. Esperemos que le haya compensando a los hoteleros y caseteros, a nuestros amos y señores los operadores turísticos, a las grandes compañías del sector, porque de eso se trataba cuando se buscaban descaradamente los dos fines de semana en una fiesta que perdió la medida desde hace tiempo. ¿Era eso lo que realmente queríamos?
Una feria a reventar. ¡Pues ya lo tenemos consolidado! A este paso volverá el debate del traslado al Charco de la Pava, una idea que sabiamente desterró la concejal Rosamar Prieto-Castro siendo alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín. No creo que nadie vaya a una Madrugada a salir dando carreras, ni una a Feria a no poder moverse por la calle y con casetas (las vimos) con más socios fuera que dentro. Hay que llegar a la caseta como los valencianos bajan a las playas: muy temprano para coger sitio.
Pese al llenazo desagradable, exitazo como siempre del funcionamiento de Tussam. Sin duda es el mejor transporte, al menos para regresar del real. Está muy conseguido el efecto de autobuses continuamente saliendo sin generar esperas en los usuarios. Los taxis merecen un análisis particular. Y Lipasam es otro éxito. No se puede hablar de una Feria sucia ni siquiera con la muchedumbre que sufrimos el primer día. Pero es conveniente que reflexionemos si queremos esta feria imposible de dos fines de semana que con frecuencia coincidirá con un puente que tensa la fiesta hasta límites poco recomendables. Mucha gente es alegría, pero la masa trae problemas. El domingo rozamos el colapso. Y en muchas casetas se alcanzó con efectos muy negativos. Eso no es bueno. Ya sabemos lo que pasa cuando una de nuestras fiestas muere de éxito. Que después hay que empezar con las medidas correctoras… No podemos guiarnos exclusivamente por el dinero, que es lo hicimos al apostar por una feria larga. No nos engañemos.
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