La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Por dónde entra el sanchismo en Sevilla
Siempre he pensado que tienen más consecuencias las guerras psicológicas que las terrenales; a más largo plazo al menos y con mayores implicaciones. Que los estados de ánimo, lo que los ingleses llaman "mood" anticipando el fenómeno viral de los "memes", acaban teniendo un papel más movilizador que las realidades más tangibles. Analistas políticos, sociólogos y expertos en comunicación llevan siglos analizando los climas de opinión. Los que justifican el éxito de los órdagos, los vetos y las amenazas y los que explican, por ejemplo, la importancia del miedo en una contienda electoral.
Todo esto podría aplicarse al quiebro que se ha producido este fin de semana para la formación de Gobierno después de dos largos meses de bloqueo: cómo ha cambiado el relato y se aleja el fantasma de la repetición electoral sin que, de forma efectiva, haya ocurrido nada objetivable que lo justifique. Aunque la presión del deadline siempre ayuda a mover las piezas del tablero, la realidad es que no hay acuerdo entre PSOE y Podemos más allá del simbólico paso atrás dado el viernes por Pablo Iglesias y que la única señal positiva para ser (prudentemente) optimistas es que hay mutismo informativo. Todo se reduce, de momento, a la gestión de expectativas. Por primera vez en 40 años asistimos a un proceso de investidura con la más absoluta incertidumbre sobre si terminará con presidente o con la puesta en marcha del reloj de las urnas.
Pero ocurre en la política y ocurre en la economía. Desde el crack del 29 hasta la crisis de 2008, los movimientos en Bolsa nos confirman insistentemente que son el mejor termómetro sobre la estabilidad de un país. Y que para las empresas no importa tanto lo que está ocurriendo como lo que puede ocurrir... De nuevo, gestión de expectativas, justo el intangible que puede hacer oscilar una balanza hacia el éxito o hacia el fracaso.
¿Qué tiene esto que ver con Netflix? Todo. La noticia más esperanzadora que he leído en años sobre el futuro del papel me ha llegado al correo esta mañana: era el anuncio de un acuerdo entre el gigante audiovisual y Planeta para publicar en castellano, para todo el mercado de España y América Latina, algunas de sus series más aclamadas. Es el caso de La casa de papel, Élite y La casa de las flores en formato de cómic, novela de ficción y no ficción. Leamos entre líneas: hay negocio y, si las cifras encajan, hay futuro. Son expectativas, tan volátiles y efectivas como las políticas y las económicas, pero que vislumbran certezas y derriban prejuicios.
¿No leemos? Si los políticos nos dejan, permítanse desconectar de la pantalla y devoren el papel... Aunque sea ficción televisiva.
También te puede interesar
Lo último