¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
Hay negacionistas neonazis, posfascistas o neoantisemitas del Holocausto. Hay negacionistas comunistas, pos-soviéticos, neoleninistas o neoestalinistas de los muchos genocidios cometidos por el comunismo en la URSS -con el Holodomor o genocidio ucraniano al frente- o en China. Hay negacionistas del cambio climático, de las vacunas, de la evolución… Y ahora aparecen en España los del coronavirus, una partida de presuntos vacaburros conspiranoicos -dicho sea sin ánimo de ofender, solo de reflejar la realidad de la forma más ajustada posible- que consideran una "tortura" y un "recorte de libertades" el uso de la mascarilla, además de negar que exista el virus o de considerarlo parte de una estrategia global de sumisión y manipulación digna del Dr. No, Blofeld y la plana mayor de Spectra, la archienemiga de Bond.
Unas 2.500 personas se reunieron en Madrid portando pancartas y coreando consignas con contenidos tan razonables e inteligentes como "el coronavirus sí tiene cura pero no quieren protegerte", "el sistema controla a través del miedo y la prensa manipula", "born to be free" (nacido para ser libre), "fuera los bozales, no somos animales", "Illa, Illa, Illa, fuera la mascarilla", "terroristas, terroristas", "no más ancianos asesinados". Apoyaban esta concentración supuestos ecologistas, un agricultor y curandero antivacunas o el reputado científico, epidemiólogo, virólogo y especialista en enfermedades infecciosas Miguel Bosé.
Van 21.684.349 diagnosticados en el mundo y 342.813 en España. Han muerto 775.489 personas en el mundo y entre 28.617 y 40.000 en España. Somos uno de los 10 países con más casos acumulados de coronavirus y el segundo de Europa con mayor tasa de contagios. Pero esto, para los manifestantes de Madrid, son mentiras, o exageraciones, o una política planificada para meternos en el cuerpo microchips que nos controlen, o el disparate que a cada cual se le pueda ocurrir.
¿Cómo es posible alcanzar este grado de cerrazón o de credulidad? Es como si esta nueva Edad Media que anunció Eco ya en 1974 sume a las epidemias los bulos, supersticiones y supercherías propias de aquella época a través de las redes. Lo más viejo circulando por los medios más modernos. Aunque pensándolo bien no hay que remontarse a tan injustamente maltratada Edad Media: de bulos y supercherías políticas y seudocientíficas ha estado sobrado el siglo XX y por lo que se ve lo estará el XXI.
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