Monticello
Víctor J. Vázquez
El auxilio de los fantasmas
EL primer debate televisado entre los principales candidatos a presidir la Junta de Andalucía hizo que saltara por los aires el planteamiento en el que basa su campaña el PSOE-A. Juan Espadas dice que estas elecciones van de elegir entre bloques ideológicos, entre derecha e izquierda, y por ello se indigna porque el actual presidente autonómico, Juanma Moreno, apele al voto útil llamando al electorado moderado, incluso al que durante años eligió el puño y la rosa.
Pero si algo quedó claro en el debate de anoche es que en estos comicios la lucha es entre Moreno y todos los demás, a derecha e izquierda del PP. Sólo su socio en el Gabinete, Juan Marín, fue menos contundente, porque no podía ir contra su propia acción de Gobierno.
Contra el discurso electoral de Espadas, las intervenciones más duras contra “el señor Bonilla”, como se empecinó en llamar con cierto tono despectivo al presidente, fue la candidata de Vox, Macarena Olona, quien por cierto volvió a mostrar las aristas que más preocupan a los electores, con discursos xenófobos que acusan de una falta de seguridad en los barrios andaluces que no es, ni mucho menos, la realidad, a la población inmigrante. Espadas tuvo en Olona su principal aliada, pese a presentarse como único dique contra Vox.
Con otro tono, Inmaculada Nieto y Teresa Rodríguez se unieron a Espadas, que parecía no ser del partido que ha gobernado Andalucía 37 años, para reprochar que en tres años y medios no se hayan resuelto problemas seculares.
Frente a esos ataques a diestra y siniestra, Juanma Moreno optó por no alterarse, ser fiel al modo sereno que ha caracterizado su acción de Gobierno. Con ello se centró en lo importante para él en este debate: no cometer ningún error de bulto que altere el amplio respaldo que todos los sondeos le auguran. En una palabra: triunfó.
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