Miren el mal ejemplo del Parlamento de Italia...

El icono del sanchismo es una chistera de la que no paran de salir conejos, ocurrencias para tensionar y distraer la convivencia

El perro flaco del PSOE andaluz

Nosotros nos extrañamos, Pedro

Bronca en el Parlamento de Italia.
Bronca en el Parlamento de Italia. / M. G.

15 de junio 2024 - 04:00

La última bronca en el Parlamento de Italia es cuando menos inquietante. Un diputado de la Liga dio un puñetazo a otro del Movimiento 5 Estrellas. Un mes antes dos senadores del mismo país casi llegan a las manos, por lo que se tuvo que suspender la sesión. Estas cosas ocurren cuando se pierde la centralidad, la moderación (real, no impostada y de boquilla), la mesura, la elegancia, el estilo, la oratoria como un recurso que se cultiva, prepara y cuida. Y es inquietante porque existe un riesgo de contagio, como en las clases de Historia se explicaba el riesgo de contagio... revolucionario. Y sucedía. En España nos hemos instalado en un lenguaje político marcado por la hipérbole, las referencias de mal gusto y las amenazas. Un tipo llama "jarabe democrático" al acoso físico (escrache para los tertulianos), otro toma la palabra y desde la tribuna de la Cámara Alta le dice a un senador que cuanto masculla en su escaño no es capaz de decírselo a la cara "aquí abajo", se emplean los descalificativos de nazi y fascista como el que reparte aspirinas, se hacen comparaciones gratuitas y frívolas con asuntos tan delicados como el terrorismo, se señala a periodistas, se arremete contra los jueces... La clase dirigente debería mirar el ejemplo de Italia, tomar nota, recuperar el denostado perfil institucional, cuidar detalles que se habían siempre tenido en cuenta de forma natural. Italia es una nación que, al menos, se desarrolla económicamente con independencia de los botarates que la puedan dirigir. Ojalá nosotros tuviéramos esa fortuna.

La democracia es un jardín que se debe mimar a diario. No debemos dar por hecho nada. La democracia, como la estabilidad en la vida, se puede herir en dos minutos. Nada de cuanto ocurre en naciones hermanas de la Unión Europea nos es ajeno. La política ha perdido el prestigio, pero no el enorme eco que tienen las acciones de sus protagonistas. Un político que no solo no guarda la ejemplaridad debida, sino que se jacta de un comportamiento inadecuado es un completo irresponsable, caso del ministro de Fomento, por poner el ejemplo más sonoro. Hay más, claro que hay más, en todos los sectores ideológicos. Tal vez no hay que tomar medidas para recuperar la "calidad democrática", sino para fomentar la buena educación de nuestros representantes. La calidad democrática se logra dejando trabajar a los jueces, por ejemplo. Y no aludiendo en público a medios o a periodistas incómodos. Provoca una sensación chunga, vamos a decirlo así, que un presidente del Gobierno prometa medidas para mejorar la democracia, el envoltorio que esconde los anhelos de controlar el poder judicial y a los medios de comunicación. El icono del sanchismo es una chistera de la que no paran de salir conejos. Evitemos los malos ejemplos. Y dejemos las chisteras para los museos, las series del siglo XIX y las bodas pretenciosas.

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