¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Capitanía y los “contenedores culturales”
Con la venia
EL Palacio tardomedieval y renacentista de los Adelantados Mayores de la Frontera o de Andalucía -los Enríquez de Ribera- fue muy pronto identificado en Sevilla como La Casa de Pilatos. Desde el siglo XVI hasta nuestros días al llegar la Cuaresma ha sido siempre uno de los centros más significativos de la religiosidad popular de muchos sevillanos. Y en este sentido, la actual Fundación Casa Ducal de Medinaceli ha sabido mantener, transmitir y adecuar a los nuevos tiempos la herencia de sus antepasados para el goce de todos los cofrades.
Hoy, primer viernes del mes de marzo, como es tradicional desde finales del siglo pasado, se celebra en la Casa Pilatos el Vía Crucis de la Pía Unión, que es organizado por la asociación del mismo nombre y el Consejo General de Hermandades y Cofradías, y a la que pertenecen todos los hermanos mayores de las hermandades de penitencia de nuestra ciudad, herencia del antiguo Vía Crucis al Humilladero de la Cruz del Campo que fundara Fadrique Enríquez de Ribera en 1521 y que tenía su primera estación en su palacio, como recuerdan los 14 azulejos modernos ubicados a modo de estaciones en las calles San Esteban y Luis Montoto hasta el antiguo Humilladero, origen de nuestra Semana Santa.
Desde entonces y hasta 1873 esta piadosa procesión tan popular se realizó en nuestra ciudad con notable éxito de fieles y devotos. En 1957 se intentó rescatar por los descendientes del recordado I Marqués de Tarifa, con escasa fortuna. En 1976 fue definitivamente sustituido por el Vía Crucis de las Cofradías y Hermandades a la Santa Iglesia Catedral de Sevilla que se organiza -como todos sabemos- los primeros lunes de cuaresmas por el Consejo. No obstante, en mi opinión, merece la pena asistir tanto a la misa como a la procesión de la Casa Pilatos y conocer el Salón del Pretorio y la Capilla de la Flagelación, por ejemplo, sin perder un detalle de tan singular edificio. Hermosa tradición que no debe perderse nunca. Como tampoco la de acudir los viernes de marzo a rezar a Jesús Cautivo de Medinaceli, también en la misma Casa de Pilatos.
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