Mayo 2021, no julio 1936

La estrategia 1936 no funcionó y el PSOE se hundió abrazado a la ultraizquierda podemita

06 de mayo 2021 - 01:45

Gabilondo, como era de esperar, encajó su tremenda derrota con elegancia y autocrítica. Pese a sus muchos errores al dejarse guiar por el aparato de Moncloa (desde hacer el juego a la triquiñuela de la lucha antifascista a su "Pablo, tenemos doce días para ganar las elecciones"), dio el perfil esperable en un PSOE "comme il faut". El rostro agrio del PSOE sanchista lo puso Ábalos. Incurrió en todo lo que ha convertido a su partido en Madrid en tercera fuerza política y segunda de la izquierda. Desvinculó la Moncloa del fracaso recalcando que "han sido unas elecciones en Madrid, y solo en esta comunidad". Recordó sin que viniera al caso que el PP "quedó como última fuerza" en Cataluña". Se comprometió a "impedir que el PP siga utilizando a la Comunidad de Madrid como ariete para el Gobierno de la nación", poniendo en el mismo plano fuerzas tan desiguales como la nación y una comunidad autónoma, y dando la vuelta a la realidad: más bien es el PSOE quien ha utilizado al Gobierno como ariete contra Madrid, sin dudar incluso de servirse de la pandemia (en RNE Ábalos atribuyó los resultados a "la fatiga pandémica").

E insistió en agitar el coco fascista denunciando un PP "decidido a abrazar a la ultraderecha y hasta mimetizarse con ella", olvidando que es el PSOE quien ha abrazado a la ultraizquierda y hasta se mimetizado con ella en el cogobierno de la nación y en la estrategia electoral madrileña que tan cara factura ha pasado a los socialistas. Como bien ha dicho Carlos Alsina en Onda Cero: "La sociedad madrileña ha elegido. Y ha ignorado, con carácter general, el planteamiento que de las elecciones quiso hacer la izquierda: la alerta antifascista. No porque la mayoría que ha hablado ame el fascismo (…) sino porque no ha entrado al juego de convertir el 4 de mayo de 2021 en julio del año 36. Dicho en términos coloquiales, no ha colado".

Otros dos candidatos no salieron bien parados en sus intervenciones. Pablo Iglesias, largándose con el pretexto de no ser "el chivo expiatorio" que perjudique a su partido. Y Edmundo Bal (sin que Ciudadanos reconozca el error murciano del que se deriva su catástrofe madrileña) afirmando: "Estamos en una noche dura, ante un mal resultado que no es un mal resultado para Ciudadanos, es un mal resultado para los madrileños y para los españoles". Pues mire usted, ni Madrid ni España están en trance de desaparecer, pero su partido sí.

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