Gafas de cerca
Tacho Rufino
Un juego de suma fea
En los medios
SI el año pasado la rueda de prensa de la presentación de los carteles fue de un mutismo total por parte de los empresarios, en esta edición Ramón Valencia explicó con pelos y señales todas la reuniones que había mantenido con los representantes del extinto G-5 -Morante de la Puebla, El Juli, José María Manzanares, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante- para intentar acercar posturas y que se anunciaran en el abono de 2015. Ya tenemos una versión, la de la empresa. Ahora, falta la de la otra parte, los toreros. Aun así, lo que parece claro es que la empresa y los citados diestros, a excepción de Manzanares, no se van a poner de acuerdo fácilmente. Además de las distancias kilométricas en lo que puede ser el aspecto económico -sucedió puntualmente en ediciones pretéritas-, han llevado su litigio a un plano personal y aunque la empresa este año les pidió perdón públicamente por las descalificaciones de Canorea hace dos inviernos, existen otros temas en las negociaciones de los que nunca nos enteraremos en un mundillo en el que la ocultación es uno de sus pilares.
En cuanto a los carteles, además de que Manzanares es quien llevará el peso del abono, con cuatro tardes, algo que ya habíamos publicado, lo más significativo de este año es que se mezclan veteranos y jóvenes valores. De los diestros con más larga trayectoria nos econtramos con una máxima figura del toreo de los ochenta, Espartaco, que pondrá en escena su retirada definitiva, al que se suman Dávila Miura, en una reaparición fugaz para conmemorar los 75 años ininterrumpidos de la presencia de Miura en la Feria de Abril; Finito de Córdoba, a una tarde, y Rivera Ordóñez, también con un cartucho en su retorno vestido de luces. En cuanto a nuevos valores, lo más representativo son tres toreros que tomarán sus respectivas alternativas: Borja Jiménez, Lama de Góngora y José Garrido, lo que supone un añadido refrescante a la programación sevillana en unos tiempos en los que los empresarios, por lo general, continúan teniendo cerradas las puertas a nuevos valores.
La novillada cuenta con un cartel equilibrado, con Miguel Ángel León, Ruiz Muñoz y Pablo Aguado.
Dentro del rejoneo, cabía esperar un mejor trato a Fermín Bohórquez en el año de su retirada, al que anuncian en la matinal del sexteto en lugar de hacerlo en la corrida de terna, que siempre cuenta con la etiqueta de mayor rango. Con respecto a las ganaderías, en cuanto a corridas de toros debuta la divisa de Cayetano Muñoz.
En esta edición los carteles cuentan con una amplia representación de toreros sevillanos. Lástima que dentro de los toreros locales se hayan quedado fuera algunos que, al no torear en su plaza, difícilmente contarán con oportunidades en otros cosos. Entre otros nombres: Luis Vilches, Salvador Cortés -tras su gesto de siete toros en Écija-, Miguel Ángel Delgado, Carbonell, quien no ha debutado como matador en su tierra, Bejarano... se quedan fuera del escenario que les podría servir como escaparate para dar el salto a Madrid, la única plaza de temporada que queda actualmente y que puede servir de trampolín para entrar en el circuito.
Después del descenso enorme en el número de abonos y de público en la edición anterior cuando no vinieron los toreros del G-5 desconocemos si con la repesca de Manzanares a cuatro tardes será suficiente para evitar otra sangría. Los carteles, con esa mezcla de veteranos y nuevos valores, han mejorado con respecto al año pasado. Parece que la crisis económica está dando un respiro a los espectáculos. Al menos, en las Fallas de Valencia 2015 han crecido los abonados. ¿Tendrá una buena aceptación la programación de Pagés sin los citados toreros y con Manzanares a cuatro tardes, como base de la Feria de Abril o, muy por el contrario, el lastre de las ausencias de varias figuras volverá a ser decisivo para un nuevo frenazo del respetable en Sevilla y, por ende, en la Fiesta? El público tiene ahora la palabra.
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