¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
L0 primero que habría que hacer sería conseguir cinco pelotas de diferentes colores y, a ser posible, colocarnos en el salón de nuestra casa. Ahora, cojamos, por ejemplo, una bola azul con la mano izquierda y una roja con la derecha e intentemos lanzarlas al aire a la vez de manera que se crucen y caigan en la mano contraria. ¿Fácil? Ahora, añadamos una bola más a cada miembro, una negra y otra blanca, e intentemos repetir la acción de tal manera que siempre haya dos bolas suspendidas. Menos fácil, ¿verdad? Y, por último, agreguemos una quinta bola, la amarilla, que permitirá que siempre haya una pelota por encima de las dos que estén en movimiento. ¿Resultado? Si eres un experto o experta malabarista, todo habrá ido sobre ruedas. Si no es el caso, seguramente hayas presenciado cómo las bolas se han escapado de tu poder, saliendo disparadas por todo el salón e impactando con lo primero que se ponía en su camino.
Imaginemos ahora que la bola azul equivale a los gastos mensuales de vivienda como hipoteca, alquiler, luz, agua, comunidad, etc. Y que la roja supone los gastos derivados de la educación infantil de 0 a 3 años de tu hijo o hija. ¿Cómo harías ahora el intercambio de pelotas? ¿Y si le sumáramos también los gastos de alimentación, asociados a la pelota negra, y el resto de costes de la crianza, representados por la blanca? ¿Con qué grado de dificultad calificarías dicho reto? Si ya sería difícil, agreguémosle la bola amarilla, o lo que es lo mismo, el impacto que todo esto tendría en tu salud mental y la de los tuyos.
Lo que puede parecer un juego a simple vista es la realidad de muchas familias andaluzas que hacen verdaderos malabares para llegar a fin de mes, porque mantener el equilibrio no siempre es fácil. Y es que las cifras hablan por sí mismas: un 15% de la infancia andaluza vive en pobreza severa. Esto significa que 210.253 niños y niñas no tienen, no llegan y no pueden cubrir sus necesidades más básicas, como llevar gafas, comer fruta y verdura de manera regular... Por eso, desde Save the Children, hemos puesto en marcha la campaña #MalabaresAFinDeMes, con la que pretendemos visibilizar las dificultades que tienen miles de familias andaluzas para poder afrontar los costes de la crianza.
Si ya una familia compuesta por dos adultos y dos niños o niñas con ingresos moderados hace verdaderos malabares para afrontar todos los gastos cuando llega el 30 de cada mes, intentemos ponernos en el lugar de aquellas que, teniendo unos ingresos de 1.080 euros, tuvieran que pagar 1.729 euros de gastos. Ante esta realidad, ¿cómo es posible mantenerse en la cuerda y no caer?
En la semana del Día de la Infancia (el 20 de noviembre se conmemora el Día Internacional de los Derechos del niño y de la niña) y en el contexto de la elaboración de los presupuestos andaluces para 2024, alzamos la voz para pedirles al Parlamento de Andalucía y a todos los partidos políticos que aseguren que todas las partidas económicas tienen en cuenta a la infancia más vulnerable. Si tú también crees que invertir en infancia es una cuestión de derechos y de crear oportunidades para que todas las personas puedan desarrollarse de manera libre y plena, firma nuestra petición en la página https://www.savethechildren.es/malabares.
Ojalá muy pronto las familias andaluzas puedan hacer malabares con una pelota azul que suponga una Ley de Vivienda andaluza que garantice este derecho y su uso social; con una pelota roja que implique una educación infantil que promueva la igualdad de oportunidades; con otra negra que suponga una mayor cobertura de comidas escolares; con una blanca que sea el resultado de tener una prestación que llegue a la infancia más vulnerable; y, por último, con una amarilla que sea fruto de una mayor inversión en salud mental infantil. ¿Jugamos?
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