La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
El presidente catalán fue al grano el pasado jueves en el Senado. Llegó, habló de lo suyo alto, claro y sin complejos, y se marchó tal como descendió del estrado. La comisión general de las comunidades autónomas ha servido para que muchos descubran el encanto de la sala histórica de la Cámara Alta, donde en tiempos de reunía el Consejo Nacional del Movimiento con aquellos señores de chaquetas blancas y con Franco en la presidencia en las fechas solemnes. La presidencia en esta ocasión recaía en Luisa Fernanda Rudi, la ex alcaldesa de Zaragoza a la que Aznar convirtió en 2000 en la primera presidenta del Congreso de los Diputados, elegida sin votos en contra. Al del bigote le advirtieron que con esa apuesta se podía perder la alcaldía maña. “¿Y a mi qué me importa esa alcaldía?. Respuesta propia de la soberbia de la mayoría absoluta. Rudi renunció a la Alcaldía y pasó a presidir la Cámara Baja. Pero eso eran otros tiempos. Dicen que el PP usó el jueves el Senado para sus objetivos políticos. ¡Toma, claro! Si el Congreso está cerrado como los chiringuitos tras la campaña de verano, no está de más que el partido más votado promueva debates en la Cámara Alta sobre la amnistía y el referéndum catalán que vienen.
El presidente catalán acudió, no así el vasco. Hizo bien Pere Aragonés en hablar, aunque luego se dio el piro sin más. Hay ciertos foros que merecen más respeto. También es verdad que sólo se encontraba en su asiento el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, justo en el momento en que Juan Espadas, único orador socialista, tomaba la palabra. ¿Dónde estaban los barandas autonómicos peperos? Tal vez en la cafetería, quizás de retorno a sus casas para evitar pasar la noche en Madrid, que los hoteles están muy caros. Los que cacarean sobre la utilidad del Senado ya tienen un respuesta: no hay duda de las intenciones del separatismo catalán. Aragonés ya lo ha dicho hasta en un foro institucional del máximo nivel. Tras la amnistía y el referéndum vendrán el dinero y las cesiones de más y más competencias. Que nadie se llame a engaño, que nadie quiera ver una piel de cordero en verdaderos lobos desacomplejados de serlo. La letra de la cantinela es la de siempre, pero ahora suena con más fuerza que nunca. El tipo tuvo la oportunidad de decir lo que dijo y donde lo dijo gracias precisamente a la libertad y a las garantías que ofrece la Constitución que tanto le incordia. Están chuleando. Porque hasta eso permite la Constitución.
También te puede interesar