La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La sanidad funciona bien muchas veces en Andalucía
La historia de las relaciones del PSOE de Pedro Sánchez con el independentismo catalán es una historia de líneas rojas cruzadas con desparpajo y sin sentimiento de culpa. Larga historia: nunca iba a haber indultos sino castigo para los sublevados, nunca se quitaría la secesión del Código Penal, nunca se suavizarían las penas por la malversación, la amnistía era impensable por su nítida inconstitucionalidad. Jamás los presidentes González, Aznar o Rajoy concedieron tanto al nacionalismo rico, catalán o vasco, cuando se vieron forzados a negociar con ellos para apuntalar sus mayorías insuficientes. Eran otros tiempos y otros líderes.
También es distinta la velocidad con que las líneas rojas palidecen y acaban borrándose de un día para otro. Exagero: cuatro días es lo que ha tardado el Gobierno de la nación entre reafirmar como límite infranqueable de la ley de amnistía los delitos de terrorismo y pactar con Junts una enmienda para que también esa clase de delitos puedan ser amnistiados. Ojo: no todos. Solamente se declaran amnistiables los delincuentes terroristas que no hayan tenido “intención directa” de provocar “violaciones graves de los derechos humanos”. Menos mal... Tampoco hará falta ya que sobre dichos delincuentes recaigan sentencias firmes. Todos a la calle.
Así pues, en la original creación filosófica de Pedro Sánchez, variable en función de las sucesivas necesidades de Carles Puigdemont –a la vez derivadas de las iniciativas pertinaces del magistrado García-Castellón–, hay un terrorismo malo y un terrorismo menos malo, light, desnatado, de segunda categoría. Eso daría lugar a una casuística estrafalaria. ¿Cómo se sabe si el levantisco que arroja un cóctel molotov a un policía tiene intención de hacerle daño y poner en peligro su integridad física o no? ¿Se le pregunta a él mismo? ¿Los activistas de los CDR catalanes que guardaban armas y explosivos y elaboraban planes para usarlos serían beneficiarios de la amnistía solamente porque su detención impidió que siguieran adelante?
El disparate de una amnistía que no cabía en la Constitución hasta que cupo y un partido reaccionario y xenófobo que se hizo imprescindible para armar una mayoría progresista que no es mayoría ni es progresista se prorroga y amplifica según convenga al beneficiario. Que es peculiar: no sólo quiere que le den todo lo que piden, sino que quede claro quién manda en la gobernación de España. Y que se diga a cada momento.
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